– ¿Amanda! – frunzo el ceño al oír la voz de mi hermano desde el salón. Miro a Nick que también extrañado frunce el ceño. Camino hasta el salón después de despedirme de él, que se va hacia la cocina. Al girar la esquina para llegar al salón veo como mi hermano camina hacia mí, pero frena un metro antes de llegar a tocarme. Imagino que está aquí por lo que le han contado mis padres. escaneo la habitación con la mirada. Mi padre está sentado en un sillón individual mientras que mi madre solo se posa en el brazo del sillón. Lo que me sorprende es la chica sentada en el otro sofá. Es más mayor que yo, pelo oscuro y liso, y claramente extranjera. ¿Emily? – ¿Cómo estás? – la pregunta de mi hermano hace que aparte la mirada de la chica que parece estar un poco incomoda. Sonrío un poco y con cuidado me acerco a él. Con mi padre, Nick y Roberto puedo manejar el contacto, con los dos últimos más o menos, por lo que creo que mi cuerpo no va a rechazar a mi hermano. Nos envolvemos en un abrazo cálido, y como lo hace Érick su agarre en mis hombros es cuidadoso.
– Estoy mejor – aseguro. No creí que mis padres le llamaran, pensé que iba a decírselo yo. Tampoco esperaba que viniera tan rápido. – Hola – le digo a la chica cuando me separo de Javier. – Soy Amanda – hago la presentación formalmente.
– Soy Emily – dice en español con su acento norteamericano – Yo soy... – para para pensar la palabra indicada – ¿Girlfriend? – me pregunta esperanzada de que la entienda en su idioma nativo. – Tu hermano me trajo.
Miro a mi hermano. ¿Novia?
– Me alegra conocerte – me dice.
– Yo también, he oído hablar mucho de ti – aseguro. No pasa desapercibida la mirada que ella le lanza a mi hermano. ¿Qué está pasando? – Hola – saludo a mis padres que me sonríen cansados. Me hacen las típicas preguntas, que tal, como lo has pasado... no tardo mucho es decir que me voy a ducharme y dormir. Noto el cansancio en mi cuerpo en cuanto paso a mi habitación. Quiero irme a la cama lo antes posible, más si mañana vamos a enseñarle la ciudad a Emily. Llaman a mi puerta cuando estoy justo yendo para la ducha. Mi hermano asoma la cabeza con una sonrisa cansada.
– ¿Quieres hablar de lo que ha pasado? – pregunta entrando a mi habitación entrecerrando la puerta.
– No mucho, poco a poco... El contacto con los hombres me va un poco mal – confieso. – Pero si quiero hablar de Emily.
– No es mi novia – suelta de repente. – Nos acostamos hace unos días, una fiesta de vuelta a la uni, los dos borrachos, una habitación... no me acuerdo de mucho, creo que ella sí pero no quiere decir nada. Desde ese día la tensión ha sido mucho mayor, sobre todo la tensión sexual. He intentado tener algo con ella, pero sigue reacia a ser algo, además está enfadada conmigo por arrastrarla hasta aquí sin que lo supiese.
– ¡Javier! – exclamo sin poder creerme sus palabras – ¿Por qué lo has hecho?
– Por... por ¿celos? – me pregunta a mí. – No quiere tener nada conmigo, pero no con los demás. Mi compañero me ha dicho que Emily iba a tener una cita mañana. Estaba un poco desesperado... suena toxico lo sé... pero no puedo llegar a imaginarme a ella con otro. Le pregunté si la buscaba para ir a la biblioteca, todos los viernes un grupo vamos a estudiar, ella me dijo que sí y cuando salí a la autopista se dio cuenta que no íbamos hacia la biblioteca.
– ¡Eso es secuestro! – le grito susurrando.
– ¡Sé que lo es! – dice con la misma desesperación en la voz. – ¡No puedo verla con otro! Yo quiero la oportunidad , yo quiero esa cita – se tira a mi cama de espaldas extendiendo los brazos. – Me encanta, pero siempre me dice no.
Mi teléfono vibra un par de veces en el mueble cercano a la puerta. Me acerco a ver si es muy importante, sin embargo, mi atención se la lleva una Emily escondida detrás de la puerta. Abre muchos los ojos, esperando que la delate. Mi móvil vuelve a vibrar, pero lo ignoro.
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MI PRINCESA PERFECTA
Teen Fiction- Soy un monstruo - dice abrazándome. - Te he asustado, no debería haberte empujado. - Estabas en pleno ataque de ira - le digo compresivamente. - Solo me he asustado, no ha pasado nada Érick. - Estoy roto, Amanda - dice mirándome. - Muy roto. - Y...