Suspiro derrotada cuando me siento en una de las sillas de la cocina junto a Nick. Hoy, un día de clase normal, ha sido eso, un día de clase normal. No puedo mentir que he tenido en algún momento un poco de pánico cuando cualquier compañero se acercaba lo suficiente, he de añadir que Leo y Érick han hecho un trabajo de guardaespaldas maravilloso.
Javi y Emily se fueron esta mañana, simplemente pasaron aquí el fin de semana. Hoy se saltarían las primeras clases, pero no les importó mucho con tal de alargar sus vacaciones. Ayer fue un día en familia, estuvimos toda la tarde jugando a juegos de mesa o bromeando. Mi madre le enseñó a Emily algunas fotos de mi hermano cuando era pequeño, ella simplemente reía. También nos mostró algunas fotos de su familia, y tengo que admitir que Javi tenía razón, los hermanos lo dejarán K.O si se lo proponen.
– Hola – sonríe Cristina al vernos sentados en la cocina, se sienta con nosotros. Según me ha contado esta mañana se ha sentido un poco enferma estos días y no ha podido estar. – ¿Cómo te encuentras hoy? – desde que se enteró de lo que me hizo Sebastián ha estado preguntando como me encontraba, se lo agradezco.
– Mucho mejor – confieso. – Gracias.
Roberto entra y deja unas llaves en la encimera sin ganas. Al vernos juntos se acerca a nosotros sonriendo y se sienta junto a Cristina. Comparten una mirada y un asentimiento.
– Tenemos algo que deciros – suelta Cristina con cara de felicidad e impaciencia. Roberto y ella se miran con una sonrisa – ¡Estoy embarazada!
La sorpresa nos llega a Nick y a mí de golpe. Sonrío instintivamente. ¡Un bebé!
– ¡Felicidades! – les digo con alegría. Observo la reacción de Nick con disimulo mientras abrazo a Cristina. También felicito a Roberto, pero a él con una sonrisa y un choque de puños. Miro otra vez de reojo a Nick y simplemente con su ceño fruncido hace que decida apartar a Cristina de la situación que va a ocurrir en pocos segundos delante de nuestras narices. Tiro de su manga hasta apartarlos lo que creo que es suficiente. Cristina me mira extrañada, pero aumenta su desconcierto cuando ve a Nick levantarse furioso para enfrentar a Roberto.
– ¿A este niño sí le vas a querer? – le pregunta directo. – ¿No lo vas a abandonar?
– Nick... no sé de qué me hablas – intenta apaciguar al joven.
– ¡No finjas no saber de lo que hablo! – le grita mientras le empuja por los hombros para poder sacar su rabia de alguna manera. Roberto da un paso para atrás intentando no caer ante la fuerza del chico – ¡Me abandonaste! ¡Me dejaste solo con la arpía de Mother!
La cara de Roberto es perpleja antes la situación. Intenta entender a Nick, pero que el chico le grite no creo que ayude. De repente Roberto frunce el ceño, imagino que haciendo cuentas en su cabeza.
– ¡Me dejaste y ahora no tengo nada! – le reprocha – ¡Madre me ha echado de casa por su nuevo marido! ¡Y ahora estoy solo porque no quisiste cumplir tu papel! ¿Qué tiene de diferente ese niño y yo? ¿Por qué a él le quieres y no me quieres a mí?
Lágrimas de rabia caen por sus mejillas cuando le grita a Roberto mientras le sigue empujando. Él simplemente se deja hacer, hasta que su espalda choca con una pared. Roberto parece despertar de su asombro y forcejea un poco para parar a Nick. Sujeta sus brazos con fuerza hasta que el más joven rompe en llanto, uno que debió ser consolado en una mecedora con una bolita de mantas azules en los brazos del mayor hace años atrás. Lo único que puede hacer es atraerle a su cuerpo y abrazarlo con cuidado. Nick solo se deja abrazar.
– Existes... – dice en un suspiro Roberto. Me sorprende su reacción y elección de palabras. Tarda un poco más de cinco segundos, Nick, en volver a gritarle.
ESTÁS LEYENDO
MI PRINCESA PERFECTA
Teen Fiction- Soy un monstruo - dice abrazándome. - Te he asustado, no debería haberte empujado. - Estabas en pleno ataque de ira - le digo compresivamente. - Solo me he asustado, no ha pasado nada Érick. - Estoy roto, Amanda - dice mirándome. - Muy roto. - Y...