CAPÍTULO 40

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Cuando termino de bajar las escaleras me encuentro a mi hermano envuelto en mantas y arrastrándolas por el suelo de camino al comedor para poder desayunar.

– Buenos días – le saludo. Me mira analizándome sin saber quién soy. Frunce el ceño un poco y cuando parece que me identifica sonríe y me devuelve los buenos días. Caminamos hasta el comedor donde nos esperan nuestros padres sentados ya desayunando. – Buenos días – vuelvo a decir antes de sentarme. Rápidamente el personal trae el desayuno para mi hermano y para mí.

– ¿Se ha levantado Emily? – pregunta mamá tras morder una madalena.

– Sí – eso capta la atención de mi hermano – Le he dejado algo de ropa, pero hemos tenido que coger camisetas y sudaderas de Javi.

Justo en ese momento aparece Emily con el pelo mojado, pero perfectamente peinado, con unos vaqueros míos y una camiseta de manga corta de mi hermano. En su mano trae la sudadera negra que le ha gustado y sus zapatos, creo que por la costumbre de no andar dentro de casa con zapatos.

– Buenos días – habla con su acento estadounidense. Todos saludamos y mi hermano le invita a sentarse con nosotros. El desayuno es muy ameno, casi no hay conversaciones por el sueño que tenemos. Mi hermano y yo volvemos a subir para cambiarnos mientras que los demás se quedan hablando en el salón.

– Temo que mamá diga algo y la asuste – dice en un susurro cuando llegamos arriba. – Si ya no tengo oportunidad, imagínate si la asusta...

Me río un poco ante su queja mientras entro en mi habitación. Mis padres nos despertaron hace media hora para ir al museo de la ciudad, una visita guiada. Me doy una ducha rápida y al terminar me seco el pelo. Tras la tediosa tarea de vestirme salgo en busca de alguien que me ayude a hacerme una coleta. Es Emily la primera que encuentro.

– ¿Me podrías ayudar a hacerme una coleta? – me mira extrañada al nombrar la última palabra, seguramente no la entienda. Suspiro sin saber cómo hacerle saber lo que necesito, cuando estoy pensando en ir en busca de un traductor, la solución cruza la puerta. – Nick, ¿Cómo se dice coleta en inglés?

Nick parece un poco perdido, pero cuando ve a la chica con cara perdida entiende que es la novia estadounidense de mi hermano. Tras cruzar unas palabras, Emily me sonríe y asiente dispuesta a ayudarme.

– ¿Es tu novio? – pregunta cuando estamos en mi habitación. Ya terminó de hacerme la coleta y me gusta cómo me queda.

– ¿Nick? – asiente.

– No, es un amigo.

Mi madre llama a la puerta interrumpiendo nuestra conversación. Anuncia que es hora de irnos, tenemos que bajar ya. Mi padre y mi hermano nos esperan a un lado del coche, cuando vi a Nick hace unos minutos me explicó que se le había olvidado unas cosas aquí y tuvo que volver a por ellas para poder pasar su día libre en paz. Mis padres se sientan en los asientos delanteros del coche, mi padre conduciendo. Mi hermano, Emily y yo vamos detrás bastante cómodos, físicamente hablando porque, yo, que estoy en medio siento una tensión entre los dos. No me atrevo a preguntar y los miro a los dos esperando ver alguna reacción, de ambos es la misma, una sonrisa que parece decir que todo está bien.

La visita al museo no es ni muy larga para que sea aburrida ni muy corta para terminar horas antes de comer. Una vez termina la visita paseamos por la zona que no hemos visto. Mis padres parecen encantados con los cuadros que vamos viendo, Emily también y mi hermano la mira como si ella fuera parte de la exposición.

Mi madre, Emily y mi hermano continúan por el pasillo a la siguiente habitación, mientras que mi padre se pone a mi lado mirando el mismo busto que estoy mirando.

MI PRINCESA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora