CAPÍTULO 19

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En menos de una semana será Navidad. Y ayer fue el último día de clase.

Un mes, ha pasado un mes desde que fui a ver a los chicos tocar con público y en directo. Un mes donde he tenido algún examen, deberes, salidas con amigos y verlos tocar alguna vez mas...

La primera vez que fui con ellos cuando el bar estaba abierto y con bastante gente. Serían un poco más mayores que nosotros y no más de cuarenta y cinco. Ese día conocí a Emilio.

– Esta es una cerveza sin alcohol – dijo Emilio poniendo dos cervezas delante de nosotros. – Se supone que no podéis consumirlo, aunque ya sé que cuando venís a ensayar eso es diferente – añadió como si nos regañara, pero en sus labios había una sonrisa. Él sabía que nosotros, es decir, el grupo de música, eran muy responsables con las bebidas.

Emilio es el dueño del bar donde mis amigos tocan, normalmente, una vez a la semana. Conoció a los chicos hace un par de años y él les dio la oportunidad de tocar delante de la gente, desde entonces aquí siguen.

Érick resopló negando con la cabeza, alguien que no lo conociera pensaría que le disgusta el comentario, pero eso es todo lo contrario, se ríe internamente. Pocas veces le he visto sonreír en público, cosa que no entiendo, tiene una sonrisa preciosa. Al principio pensé que sería incomodo entre nosotros por lo de la otra noche, pero para nada, solo hemos sido nosotros.

Los chicos estaban en el escenario tocando una de las muchas canciones que les he oído practicar antes. Se veía como disfrutaban de lo que hacían. Por lo que sabía según los iba conociendo más ninguno quería vivir de la música, todo esto era un hobby, pero no significaba que los disfrutaran menos.

Los días en el instituto iban a mejor. Después de la expulsión misteriosa de Sebastián la gente no me prestaba tanta atención, aunque Jesica seguía mirándome mal, como todas sus amigas. También está la chica que me tiró a la piscina, seguidora de Jesica, obviamente, que también me mira mal, pero no ha intentado hacerme daño de nuevo. De los otros chicos que vi en la casa no me he cruzado a ninguno, cosa que me alegra.

Mi móvil vibra sobre el colchón de mi cama, haciendo que deje de mirar mi reflejo, el que ahora valoro más. Una tarde en un fin de semana Nessy vino a casa. Trajo con ella miles de mascarillas, cremas para la cara, pinta uñas y otros cosméticos que no tengo ni idea para que servían, solo confiaba en ella. Me explicó que su madre está hasta las narices de productos y cremas. Yo como buena amiga e inocente persona le dejé que me los echara a mí en la cara, por lo que sabía, ella estaba estudiando eso, belleza o algo así... tardó un poco más de media hora en dejarme de toquetear y esparcir productos en mi cara. Luego sí, hay que añadir que la cara me quedó muy suave y limpia. Es tarde, Nessy me hizo ver que todos tenemos defectos, unos más grandes y otros más pequeños. "El borde de los puzles son líneas perfectas, pero es su interior cada pieza tiene su forma y ninguna es menos por ello" fue lo que me dijo mientras quitaba algún pelo de mis cejas.

"Esta es mi dirección, nos vemos en una hora!" puso Darío después de mandar la ubicación de su casa, donde habíamos quedado hoy antes todos los viajes y las comidas navideñas que nos esperaban en estas fechas.

Agarro la bolsa del regalo y mi abrigo antes de bajar hasta la cocina para matar el tiempo que queda hablando con alguien. Nicholas está solo en la cocina bebiendo café.

– Hola – digo sentándome a su lado. La verdad es que como nuestra diferencia de edad no es mucha no llevamos bastante bien. Ahora es él quien me lleva al instituto mientras que Roberto el chofer de mi padre o de mi madre ya que el suyo se jubiló hace un par de meses y alguien tan joven como Nick, como ha insistido que lo llame, no merece tal puesto.

MI PRINCESA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora