La cena ha sido bastante tranquila, todos estábamos centrados en comer las pizzas que ya han desaparecido. Ahora el ambiente es algo diferente. Rodrigo y Nick vuelven a matarse con la mirada, Gabriel hace preguntas incomodas sobre Darío a Íngrid que pacientemente contesta, pero él lo hace un poco molesto. Leo, que parece no esterarse de nada por lo que hace preguntas a Nessy al oído mirando a los dos primeros chicos mientras que ella está más pendiente de la chica nueva y como se relaciona con Darío, su protegido. Siento como las yemas de los dedos de Érick tocan mi muñeca con suavidad pidiéndome permiso para entrelazar nuestros dedos.
– ¿En qué tanto piensas? – me pregunta Érick susurrándome cerca de mi oído. Los miro a todos una vez más, dándome cuenta de que en verdad si son la familia que he elegido, y que la elegiría mil veces más si es necesario.
– No mucho – le susurro de vuelta. Sin poder evitarlos los miro una vez más. Son todo lo que necesito ahora. – Gracias.
– ¿Y eso por qué? – me dice extrañado.
– Simplemente por estar – una pregunta de Nessy hace que dejemos nuestra pequeña conversación.
– No lo tengo muy claro – es la contestación de Íngrid – Me gustaría trabajar en un laboratorio y especializarme en genética.
– ¡Otra pequeña friki como tú, Darío! – exclama Rodrigo acompañado por una sonora carcajada. Darío es un pequeño empollón de las ciencias, sobre todo biología. Quiere estudiar la carrera de microbiología. – Yo soy más de letras. Filología hispánica o clásica. Tampoco lo tengo claro.
– ¿Y los demás? – se atreve a preguntar la chica tímida. Puede que ella crea que no lo hemos notado, pero no se separa un metro de Darío, cosa que me parece muy tierna, y más con esas sonrisas que le regala él.
Leo habla de su sueño de ser enfermero, Gabriel todavía no ha decido que hacer, ni siquiera tiene claro si va a ir a la universidad. Nessy habla de ser psicóloga y tener su propia consulta, cosa que me hace tensarme un poco, solo lo nota Érick, sin embargo, no dice nada. Para mi sorpresa Nicholas habla de estudiar diseño de moda, no da mucha más información. Me fijo como rodrigo gira su cabeza intentando comprender a Nick, y creo que simplemente le sale la sonrisa en sus labios por pensar en él. Érick simplemente se encoge de hombros volviendo a ser chico de pocas palabras con personas nuevas. Y de repente todas las miradas recaen en mí.
– Yo... – me pregunto si contarles mis verdaderos sueños o la carrera que voy a hacer el año que viene. – A mí me gustaría estudiar derecho o economía, me gusta más la primera – se me empañan lo ojos mientras lo digo. – Pero voy a estudiar psicología – se me corta un poco la voz al decir eso ultimo. Mi futuro está decidido.
Todos se quedan en un silencio incómodo. Miro a Nick, a quien, y le conté la historia, y me sonríe comprensivamente. Él, al igual que yo tenemos sueños, que por culpa de nuestro entorno no podemos hacer.
– ¿Y por qué no estudias derecho? Es una carrera maravillosa. El novio de mi prima lo estudia y está muy contento... – Darío le corta poniéndola una mano en el muslo. Lo mira sin entender y se sonroja, creyendo que ha hablado mucho.
– ¿Qué haces estudiando biología? – pregunta Nessy sobre mi rama de bachillerato escogido. –¿Por qué no estás estudiando ciencias sociales?
Esa pregunta me la hago todos los días cuando toca biología o química, pero ya no hay marcha atrás. Solo me queda estudiar una carrera de ciencias, en la cual no creo ser muy feliz. Ojalá hubiera tiempo para cambiar y estudiar lo que necesito para acceder a la universidad.
– Es complicado – confieso – mi familia es complicada.
Esta presión no viene de mis padres, si no de mis abuelas, las cuales creen que yo siendo psicóloga puedo ayudar a muchos niños por no tener un brazo completo. Mis padres no saben nada, sé que han reaccionado bien a la carrera de mi hermano, pero aun así no estoy segura y no quiero volver a distanciarme de mis padres, no podría.
– ¿Y una universidad privada? – pregunta Gabriel llamando la atención de todos. – Se supone que aceptan, eso va por dinero.
– Mi problema no creo que sea el dinero – les confieso, sé que mis padres van a pagarme una carísima universidad. – El problema son los años de estudio en la rama que he perdido.
Asienten comprensivos. Un cambio tan grande no puede ser fácil. Después de un silencio incomodo cambian de tema a una nueva tendencia del momento, cosa que agradezco.
– No creo que sea tarde – me susurra al oído Érick, ignorando a los demás que han vuelto a reír. – ¿Vas a ser infeliz toda tu vida?
Giro mi cabeza quedando a centímetros.
– No creo que sea infeliz... puede que no me guste, pero llegar a tanto... – me interrumpe sin escrúpulos.
– ¿Vas solo a conformarte con la vida? ¿No vas a luchar por lo que realmente quieres? – me dice. Sus preguntas me duelen. Tienen razón, pero no quiero admitirlo. Voy a ser una persona normal estudiando psicología. Voy a serlo, tengo que serlo.
– Quiero muchas cosas, pero no puedo tenerlas todas – los demás ya se han levantado de la mesa entusiasmados por jugar a un juego de baile con la consola. Suena una canción de hace algunos años ya.
– ¡Mirad lo que he traído! – Gabriel saca de su mochila dos botellas de alcohol algo más fuerte que varias cervezas.
– ¿Qué es lo que quieres? – me pregunta Érick insatisfecho con la respuesta anterior.
Le miro unos segundos pensando muy bien en las cosas que realmente quiero hacer, pero no me atrevo a ello.
– Quiero estudiar derecho y si puede ser trabajar en el mismo bufete que mis padres, quiero poder volar, quiero comer palomita para merendar todos los días – me gustaría poder seguir añadiendo cosas, cosas más serias, pero me doy cuenta que muchos de esos deseos que yo tenía hace un año se han cumplido, tengo un grupo de amigos, unos padres que me quieren, un instituto que me deje estar tranquila, muñecas en mi estantería... cierro los ojos y suspiro con una sonrisa, es hora de buscar nuevos sueños, es hora de ser valiente. Abro los ojos y me giro a mirarle, y queriéndolo me acerco a él. De fondo escucho a varios reír, sin prestarnos ninguna atención. Nick negando la bebida porque luego conduce, pero Rodrigo aceptándola. Íngrid anima a Leo que baila con energía deseando ganar. Deslizo tranquila la mano hasta su cuello, acariciándole el pelo de la nuca – quiero que me beses.
Su cara sorprendida me hace reír, pero no me aparto. Ya no, hoy besaré a Érick.
– Ahora.
Mi palabra le desconcentra, y hace el amago.
– No quiero que te sientas incomoda, con todo lo que ha pasado... no quiero presionarte, mucho menos perderte por un beso, quiero que cuando nos besemos, si llegamos a besarnos, lo hagas segura. No hace falta hasta que estés lista, incluso si nunca lo estás, porque no me importa... – nunca había visto a Érick tan nervioso como justo ahora lo tengo a centímetros de mí. Sus labios siguen soltando frases sin sentido asegurándome que no le importa esperar. Sé que la situación no es la mejor, pero es Érick, no le repelo. Pongo los ojos blancos pidiendo paciencia y valor. Cuando deja un segundo de hablar para coger aire es mi oportunidad y choco mis labios con los suyos. No tengo ninguna experiencia en esto de los besos por lo que solo se queda en un roce de labios. Pronto reacciona. Empieza a mover sus labios y yo, inexpertamente, intento seguirlo. Sus temblorosas manos llenas de tatuajes se posan en mi cintura temiendo romperme.
El grito de Nessy hace que rompamos el beso, para averiguar qué le pasa. Sin embargo, solo nos mira fijamente desde mitad de la sala con el mando en la mano sin poder creerse lo ven sus ojos. Segundos después se pone a chillar como una loca llena de felicidad. Los demás que no han visto nada intentan comprender la situación. Siento mis mejillas enrojecer y sin pensarlo mucho me escondo en el cuello de Érick evitando las miradas curiosas, pero seguramente ganándome alguna más.
El cuerpo de Érick vibra por reírse, imagino que viendo la cara de los demás al unir todos los puntos. Una de las manos de Érick cambia de mi cintura a acariciarme el pelo lentamente. Sé que lo hace con cuidado, para que si me asusto pueda reaccionar a tiempo y apartarse. Restriego mi nariz en su cuello oliendo su colonia sintiéndome segura, pero a la vez valiente.
Érick me ha enseñad muchas cosas, pero lo que de verdad me ha enseñado es a ser feliz. Nadie merece ser infeliz, sea como sea. Sin una mano, en silla de ruedas, con trastornos alimenticios... seamos como seamos, guste lo que nos guste, tenemos que luchar por nuestra felicidad.
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MI PRINCESA PERFECTA
Teen Fiction- Soy un monstruo - dice abrazándome. - Te he asustado, no debería haberte empujado. - Estabas en pleno ataque de ira - le digo compresivamente. - Solo me he asustado, no ha pasado nada Érick. - Estoy roto, Amanda - dice mirándome. - Muy roto. - Y...