XXXVII

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CHLOÉ:

Su dedo índice presiona en medio de mi clavícula, se desliza hacia abajo por mis pechos, mi torso y sigue descendiendo.

Se detiene sobre mi intimidad, encima de mi ropa interior. Mis piernas están abiertas, por la forma en la que sujeta mis muñecas estoy completamente expuesta a él y eso me gustaba hasta que el presiono un punto exacto que me hizo retorcerme en la cama y contra su cuerpo.

Un gemido elevado de tono sale de mi garganta y queda ahogado contra su hombro, pero él sujeta mi rostro para que lo vea a los ojos.

−Baja la vista.

Vuelve a ordenar.

−¿Qué?

Frunzo el ceño ante su extraña petición, pero termino cumpliéndola. Y en el momento en que lo hago él introduce dos dedos dentro de mi intimidad de golpe, sorprendiéndome.

Se apoya de costado, dejándome una vista de cómo sus dedos entran y salen con facilidad de mi interior. Arqueo la espalda, intento liberar las manos pero él no me lo permite.

−¡Dios mío... Luka!

Gimo su nombre, aprieto mis manos e intento no cerrar los ojos pero eso me es imposible. Sus movimientos disminuyen hasta que los detiene por completo. Se levanta de la cama y rebusca entre las cosas del cajón de su buró hasta que encuentra un preservativo. Tomo la iniciativa, le quito el preservativo, lo abro y después se lo coloco, mirándolo a los ojos de vez en cuando.

Me empuja por los hombros para que vuelva a recostarme, abre mis piernas con sus manos y sin miramientos se introduce en mí de una sola entoscada.

Un gemido combinado en grito sale de mi garganta cuando comienza un vaivén con sus caderas en un ritmo enloquecedor.

Sube mis piernas a sus hombros sin romper el contacto visual, pero yo me siento tan cerca del orgasmo que me es imposible enfocarme en una sola cosa por sencilla que parezca.

Antes de llegar, vuelve detenerse y cambiamos de posición. Ahora él está sentado en la cama y yo encima de él, apoyándome de sus hombros para subir y bajar mis caderas. Me atrae a su boca por la nuca, su otro brazo me rodea la cintura de forma que mi pecho roza el suyo con cada movimiento, y esa es la mejor sensación.

Sus labios bajan de nuevo a mi cuello, lo besa, muerde y succiona a su antojo mientras hace una ligera presión con su pulgar que me encanta.

No existe el tiempo ni el espacio en este momento, tampoco palabras que deban ser mencionadas. Entierro mis uñas en sus hombros y muerdo sus labios con fiereza cuando llego a mi orgasmo. Sus manos se apoderan de mis caderas, me mueve a su merced en busca de su propia liberación.

Una de sus manos sujeta mi cabello en un puño, su frente está contra la mía y nuestras respiraciones se mezclan mientras intentan regresar a la normalidad. Elevo mis caderas lo suficiente para que salga de mi interior y me quedo recostada en la cama mientras él se quita el preservativo y lo desecha en una papelera cercana.

Cuando regresa a mi lado, solamente se recuesta también, su brazo roza el mío y me causa cosquillas.

−Me duele hasta el cabello.

Murmuro para romper el silencio incomodo que se ha formado. Esperaba esa incomodidad pero no tan pronto.

−Lo siento, ¿te lastime? −pregunta con preocupación.

Sí, aquí estaba mi adorable Luka.

−No, al contrario, estuvo muy bueno.

Hago énfasis y alargo la palabra "muy", consiguiendo que ría por lo bajo.

INEVITABLE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora