VIII

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MARINETTE:

Entro en pánico cuando lo veo dar unos pasos en mi dirección, solo que esta vez no me quedo en mi lugar.

Me alejo de donde estoy apresuradamente, caminando entre la gente hasta llegar a uno de los pasillos, ya que la salida estaba al otro extremo y no era tan rápida para pasar entre tanta gente sin llamar la atención.

Camino tanteando la pared gracias a la oscuridad, y cuando doy con la primera puerta entro apresuradamente, cerrando la puerta detrás de mí.

No necesito encender las luces ya que los ventanales permiten que entre la luz suficiente para que pueda reconocer algunos objetos sin esfuerzo.

La luz de la luna tiñe de plateado la estancia y lo que hay en ella.

Doy cortos pasos alrededor, donde solo ubico dos sillones individuales frente a lo que parece una chimenea con varias fotografías encima. Además de que solo una pared es adornada por una gran librería repleta de libros.

-Sabía que estarías aquí- su voz a mis espaldas me sobresalta, a la par que me giro rápidamente para encararlo- escogiste un pésimo lugar para esconderte, es muy obvio- dice con las manos en sus bolsillos.

-No me estoy escondiendo- respondo sin titubear.

-Entonces, ¿qué haces aquí?- pregunta, ahora cruzándose de brazos.

-Hay mucha gente en el salón principal- me excuso, desviando un momento la vista de sus esmeraldas hacia la puerta, la cual se encuentre cerrada y eso me pone en alerta.

-Ya veo- responde, dando dos pasos hacía mí, los mismos que retrocedo- entonces, no quieres verme pero vienes a esta fiesta y no solo eso, haces que te siga a un lugar donde solo estamos los dos- el tono de su voz me hace estremecer, y esta vez impide que retroceda cuando el termina con la distancia que nos separa.

-No estaba buscando que me siguieras- respondo con el ceño fruncido- mantengo lo que dije, no volverá a repetirse- intento no flaquear, aunque su cercanía ahora me pone nerviosa.

¿Por qué me era tan difícil mantenerme firme frente a él?

-Suenas muy segura- responde él, sonriendo ladinamente- pero creo que puedo hacerte cambiar de opinión- la diversión y confianza en sus palabras acelera mi ritmo cardiaco y hace que mis piernas amenacen con flaquear.

-Estás loco- digo con voz temblorosa, empujándolo por el pecho para poder pasar a su lado.

¿Qué diablos le sucedía?

Tomo el pomo de la puerta y la abro unos centímetros, pero Adrien la cierra fuertemente con una de sus manos, pasándola a un costado de mi cabeza.

Doy media vuelta para enfrentarlo, pero él sujeta mi mentón con su mano y estampa sus labios en los míos, en un beso necesitado que yo no correspondo.

Lo empujo por el pecho unos centímetros, pero rápidamente vuelve a apoderarse de mis labios, a la par que sube sus manos por la piel descubierta de mi espalda.

-Apártate- le pido contra sus labios, mis brazos flaqueando sin lograr su cometido de mantener distancias.

-¿Entonces porque me correspondes?- pregunta antes de volver a besarme con más demanda, robándome el aliento.

Ni siquiera me había dado cuenta que lo había hecho, no hasta que me lo dijo y me encontré a mí misma mordiendo su labio inferior.

Esto era malo, no me gustaba en lo absoluto como respondía mi cuerpo con su toque.

Ya no podía evitarlo, y eso era lo peor del caso.

-No Adrien- le pido cuando baja sus labios a mi cuello y empuja mi cuerpo contra la puerta, bajando sus manos hasta mi cadera.

INEVITABLE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora