XXXIV

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LUKA:

Un traje negro con una camisa blanca, sin corbata y el cabello peinado hacía atrás es mi atuendo de esta noche.

Toco el timbre y espero algunos segundos mientras tambaleo mis dedos dentro del bolsillo del pantalón, expectante.

La puerta se abre después de unos segundos, dejando ver a Chloé, quien termina de ponerse unos aretes.

Lleva un vestido azul marino largo, brilloso, sin mangas y sin escote que se sujeta por el cuello. Su cabello se encuentra atado en un moño alto que solo deja algunos cuantos mechones sueltos. Su maquillaje es sutil, pero bastante llamativo.

−¿Flores?

Pregunta Chloé, sacándome de mi embelesamiento. Recuerdo que estoy plantado frente a su puerta con un ramo de flores amarillas en la mano.

−Sí yo... bueno, quería disculparme.

Creo que no necesito agregar algo más, ella sabe perfectamente a que me refiero.

−No tenías que traerme flores, pero aprecio tu gesto, gracias.

Acepta el ramo con una sonrisa y se adentra al interior de su casa, exactamente a la cocina.

Su abrigo y bolso están en el sofá mientras la televisión se encuentra encendida. Guardo mis manos en los bolsillos mientras espero que Chloé regrese.

Y me doy cuenta de que, a pesar de haberme sonreído y aparentar normalidad, las cosas no estaban bien entre nosotros.

El silencio era tenso e incómodo, lo fue de camino a su auto, lo siguió siendo en el trayecto y no cambio al llegar al hotel Le Grand Paris.

−Dame tu mano –exige, extendiendo la suya en mi dirección.

No pregunto, simplemente entrelazo mis dedos con los suyos mientras avanzamos al elevador. Ya dentro del mismo, no suelta mi mano, al contrario, su agarre se intensifica mientras mantiene la vista al frente.

−Lo siento, no debí besarte en el auto.

¿Se disculpaba? ¿Por qué lo hacía?

−Yo también lamento algo.

Me giro en su dirección, observándola directamente a los ojos.

CHLOÉ:

¿El también lamentaba algo? ¿Por qué me observa cómo si quisiera revelarme algo terrible?

¿Y si decía que besaba mal? ¿O se arrepiente de ayudarme?

Dudo mucho de la segunda opción ya que él no estaría aquí en este preciso momento y vaya que le di tiempo para arrepentirse.

Con su dedo medio pulsa el botón rojo del elevador para detenerlo, eso me hace verlo desconcertada mientras gritaba internamente en exigencia de saber ¡¿Qué demonios estaba pasando?!

−¿Qué...?

−De hecho lamento dos cosas, la primera es haber permitido que te fueras tan abruptamente.

−¿Qué? −¿esperaba que me quedara después de besarnos? ¿Por qué? −¿Y cuál es la segunda?

−Es más una disculpa antelada que una lamentación.

−¿Por qué te disculparías con antelación?

Hecho, se había arrepentido de ayudarme y solo estaba buscando el momento correcto para decírmelo. Quizá iba a decirlo después de la cena, o cuando me llevara a casa, o...

−Por esto.

Como nuestras manos aún siguen entrelazadas, me atrae a su cuerpo antes de empujarme a la pared del elevador. Con su mano libre sujeta mi rostro para que no me aparte y sus labios se apoderan de los míos es un beso demandante con un toque de salvajismo.

INEVITABLE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora