Querido hermano Park Jimin.

¿Dónde está mi arma?

Después de haber confiscado el arma de su hermano, Jungkook hizo de niñera durante toda la tarde. Jimin era mucho más problemático de lo que imaginaba.

Más de cien mil wones de su salario saldrán a cuenta de un jarrón de jade verde de la dinastía china que Jimin había roto, sumando a quince mil wones más por haber pintado un bigote en una de las pinturas hechas a mano de un famoso japonés.

Estaba por subirsele la presión debido a la preocupación.

Sentó a la fuerza a su hermano mayor en uno de los sillones en medio de la enorme biblioteca.

-Quedate aquí, y no hagas nada. - ordenó Jungkook, entregándole un libro a su vez.

El rubio tan solo observo la portada de aquel libro y ya estaba por dormirse, así que le regreso el objeto al rizado.

-Olvidalo, a mi no me va eso de leer. - se negó el chico.

El más alto tomó de regreso el libro de portada verde, he inmediatamente observo al rubio. Sabía exactamente qué hacer para resolver esto.

-Tienes razón. Después de todo, esta en chino. - Jungkook estaba a punto de devolver el libro de dónde lo había encontrado, sin embargo, Jimin le interrumpió.

-¿Disculpa? - preguntó, visiblemente ofendido.

Aprovechando que le daba la espalda, Jungkook sonrió abiertamente. Había caído en su trampa.

-Es lógico, naciste y creciste en las calles, era obvio que no sabrías leer chino. Me disculpo por mi ignorancia. - dijo el castaño, a punto de dejar el libro en el estante, hasta que una mano le arrebató el objeto.

-¡Lo leeré! - grito Jimin en cuanto tuvo el libro entre su mano. - ¡Se ve interesante, creo que me gustará!

-¿En serio? Creí que no te iba eso de leer. - sonrió Jungkook.

-¡Cambie de opinión! - gruño el rubio, sentándose en aquel sillón y abriendo el libro. - ¡Lo leeré y te demostraré que se leer chino mucho mejor que tú, idiota engreído!

-Me parece perfecto. - dijo Jungkook, aún con una enorme sonrisa en su rostro. - Estaré en mi oficina ocupandome de unos asuntos importantes, búscame cuando lo hayas leído.

-¡Si, si, ahora vete! ¡No puedo concentrarme! - refunfuño el ojiazul, acostándose boca arriba sobre el sillón para estar más cómodo.

Jungkook se despidió de su hermano, Jimin no se despidió de él, cosa que era de esperarse. Simplemente cerro al puerta corrediza y celebró alegremente que por fin había logrado distraer al rubio.

Subió a su oficina con la certeza de que su hermano no causaría más problemas.

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Pasaron las horas y Jimin arrojó el libro contra la pared, no porque no entendía el libro, claro que sabía un poco de chino, pero era demasiado complicado y estaba por explotarle la cabeza.

Se acostó boca abajo en el sillón, molesto por no poder terminar ni siquiera el capítulo tres.

Y una vez que despejó su mente, empezó a divagar un poco.

“¿Que estará haciendo Jungkook?”

“¿Cuánto a pasado ya? ¿No es mucho tiempo encerrado en su oficina?”

“No debería trabajar tanto...”

Ese tipo de cosas era en las que pensaba.

Y, para cuándo reparó en la clase de cosas en las que se preocupaba, se quedó en shock.

Su rostro se tiñó se rojo y el auto-desprecio y asco aparecieron.

-¿En qué estoy pensando? ¿Tantas horas solo por fin me enloquecieron? - se preguntó el rubio.

Inmediatamente se levantó del sillón, dando vueltas alrededor de la alfombra y dándose palmaditas en las mejillas.

-Concentrate. Eres el líder de una de las pandillas más fuertes de todo el distrito, no puedes doblegarte ante un idiota de lindo cabello rizado. - se regañó a si mismo el chico.

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-Okay, solo entraré a molestarlo porque estoy aburrido. Si, es por eso. - se trató de convencer el rubio, acercando su mano a la perilla de aquella puerta.

Para después alejarla a centímetros de tocar el metal del objeto.

Se dió media vuelta, cubriéndose la boca con una de sus manos, creyendo inocentemente que eso cubriría su sonrojo.

-¿¡Que estoy haciendo!? ¡Me volví loco, completamente loco! - susurro Jimin, avergonzado.

Después se dió media vuelta de nuevo, volviendo con la intención de abrir la puerta.

-¿¡Por qué estoy tan apenado!? ¡Ni que me interesará ese idiota! Solo vengo a molestarlo. Molestarlo y nada más. - se convenció el ojiazul.

Estaba de nuevo por abrir la puerta, pero simplemente su cuerpo no podía acercarse más, así que terminó apoyando la cabeza sobre la pared de al lado, completamente ruborizado.

-Doy pena. - susurro Jimin, decepcionado de sí mismo.

-Ciertamente. - apareció Jungkook tras la puerta.

Jimin no pudo evitar sobresaltarse, a lo que su hermano menor se carcajeo.

-¿Q~q~que haces aquí? - tartamudeo Jimin, recargandose de espaldas sobre la pared y con uno de sus pies, luciendo genial y “disimulado”.

-Dejame reformular tu pregunta, ¿Que haces tú aquí? - pregunto Jungkook, tratando fallidamente de ocultar una sonrisa burlona entre sus labios.

Jimin gruñó para sus adentros.

-No me hables de “tu”, hablame como se debe. - exigió el más bajito.

-¿Ya terminaste el libro? - preguntó el castaño, haciendo enojar mucho más al chico.

-¡Me leí tres libros más solo para matar el aburrimiento! - se quejó Jimin, empujando el pecho del más grande y entrando a la habitación de Jungkook en el proceso. - ¿¡Y que diablos haces encerrado en esta habitación oscura por tantas horas!? ¿¡Eres un vampiro o algo así!? ¿¡He!?

Jimin comenzó a regañar al mayor, empujando una y otra vez los pectorales de Jungkook. Lucia muy enojado, pero realmente solo buscaba excusas para tocar el pecho del castaño

-He... Hyung... - repentinamente, Jungkook Lucia avergonzado y huía de la mirada directa del rubio.

-¿¡Ahora te arrepientes de haberme dejado solo en esa biblioteca del demonio!? - sonrió Jimin, satisfecho por la reacción de Jungkook.

-No... No es eso... Es... - Jungkook observo hacia abajo, a lo que, por reflejo, Jimin también.

Solo hasta este punto, Jimin había reparado en qué su hermanito menor llevaba una toalla cubriéndole la cintura desnuda.

Observo hacia arriba, el cabello del castaño estaba mojado y pegado a su frente.

Y, más vergonzoso aún, al momento de distraerse en observar de pies a cabeza al castaño, había reposado sus manos sobre los pechos de Jungkook, literalmente le estaba apretando los pectorales desnudos.

...

¿Dónde está mi arma? Voy a terminar con mi sufrimiento aquí mismo.

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