Miles de errores.

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La música clásica, los tacones de las damas y los caballeros resonando contra la pista de baile y borrachos cantando era lo único que se escuchaba. Hasta hace medio segundo en el que se escucharon dos explosiones que ensordecieron a todos, se divisaron destellos y, a partir de ahí, un polvo inmundo los envolvió.

Jungkook tosió fuertemente, algo había en el aire que lo hacía lagrimear.

De repente, sintió como un pedazo de tela fue estampado contra su boca. Abrió los ojos después de miles de parpadeos, Jimin se encontraba a su lado, con una tela igual sosteniendola en su boca.

Al parecer, el rubio lo había arrastrado debajo de la mesa de snacks antes de la explosión.

Su hermanastro balbuceó algo, el castaño no le entendió ya que seguía aturdido, un "biiip" seguía repitiéndose en sus oídos.

Un sinfín de botas negras y aterradoras corrieron una tras otra por debajo del mantel de la mesa, cosa que casi provoca un paro cardíaco en Jungkook.

-¿Me escuchas... ? - entendió a Jimin mientras recuperaba la audición.

Comenzó a escuchar con más claridad los gritos, gritos aterrados de sus invitados.

-Tenemos que salir de aquí... - susurró el rubio, agachándose y subiendo un poco el mantel de la mesa.

Jungkook hizo lo mismo, entonces pudo ver entre el humo a muchos hombres extraños vestidos de negro, con botas y pasamontañas. Todos portaban armas y parecía que buscaban algo entre los invitados.

-¿¡Dónde está el infeliz!? - gritó uno de los hombres a una mujer que parecía shockeada.

-¡N~no lo sabemos! ¡Por favor, déjenos en paz! - rogó un hombre que hace tan solo unos segundos parecía fuera de sí gracias al alcohol.

Un estruendo se escuchó y la mesa que los cubría fue volcada.

-¡¡Lo encontré!! - anunció otro hombre de máscara, el mismo que había pateado la mesa de snacks.

Jimin reaccionó rápido y saltó sobre él, haciéndole una llave, tomando el arma que llevaba encima y apuntandola hacia su cabeza.

-¡¡Corre!! - gritó Jimin, he inmediatamente Jungkook corrió hacia una dirección extraña.

Por suerte era atlético y pudo dejar atrás a los hombres, aunque cabía la posibilidad de que no lo siguieron en realidad. No lo estaban buscando a él.

Pudo esconderse en uno de los baños públicos de los edificios más lejanos. Se permitió darse un respiro y descansar.

Esperó por él.

De vez en cuando se escuchaban disparos. Eso lo ponía aún más nervioso.

Y pasaron los minutos...

Largos... Minutos...

-¡Mierda! - se dió una bofetada a modo de motivación. No podía permitirse ser un cobarde cuando él le había salvado la vida.

Con precaución salió del baño, y cuidando de no encontrarse con uno de los extraños, regresó al lugar del evento.

-¡Jimin! - susurro en voz alta al darse cuenta que ya no había nadie en la pista.

Un nudo que no le permitió respirar de forma correcta se formó en su garganta, quería llorar de la frustración y preocupación.

-¿Que haces? ¡Ya vámonos! - se escuchó una voz a espaldas de Jungkook.

-Espera, escuché algo... - dijo otra voz.

Querido hermano Park Jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora