¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
I. ELLA, KEGAVIE
Después de que asegurarse que su ropa estaba inmaculadamente limpia y ordenada, soltó un suspiro pesado.
A veces sentía que esa persona en el espejo había perdido todo el color que la Kegavie de 13 años tuvo. Después del asesinato de su padres la vida no era la misma, había pasado de una intensa alegría a una cansadora monotonía, una rutina que no se alejaba de ella. Estaba enfrascada en un bucle, levantarse sin ganas, desayunar, cumplir sus deberes, almorzar, hablar con Paul y Killian, cenar e irse a dormir.
Una infinita sensación de agobio que estaba segura, no se iría, sumada ahora al resultado positivo de sus pruebas de concepción.
El examen era bastante simple y Lady Jessica se había ofrecido a ayudarle, solo bastaba con depositar unas gotas de sangre en el dispositivo y este la analizaría, la coloración verde era indicadora de un resultado positivo, por el contrario, una coloración amarilla significaba incierto y una roja, negativo.
El dispositivo había adquirido un color verde extremadamente saturado, era una prueba innegable de lo que no quería.
Volvió a observarlo, era una tira de un material áspero. Recordó lo último que su suegra había mencionado justo antes de irse a arreglar para recibir a la Corte del Emperador, "No permitas que la Hermandad lo sepa, me encargaré de lo mismo". Finalmente rompió el dispositivo en mil pedacitos y lo tiró a un basurero bajo el tocador.
Dio un sobresalto cuando la puerta de su habitación fue abierta con lentitud, Paul Atreides estaba tras ella, asomó su cabeza cautelosamente.
──Kiv, ¿estás lista?── preguntó, entrando a la habitación.
La ojiverde asintió y agitó su cabeza como si desechara sus pensamientos anteriores. Escañeó al hijo del duque con rapidez.
──Espera un segundo. No cerraste los puños de tus mangas── dijo tomando el brazo derecho de Atreides para abotonar el final de la manga.
──Lo olvidé por completo── Paul replicó sonrojándose──. Tengo suerte de tenerte──. Añadió y levantó su brazo izquierdo cuando la ojiverde ya había cerrado el puño del derecho.
──Gracias── dijo la caoba con una sonrisa──. Trajiste tu sombrero, ¿no?── cuestionó cuando se aseguró de que las muñecas de Paul no estuviesen siendo apretadas por el uniforme──. ¿Lo dejaste en tu habitación?
El Atreides asintió.
──Pasaremos a buscarlo en el camino── dijo Kegavie caminando para salir de su habitación. Se percató de que el heredero no se movió de su lugar──. ¿Vienes?── preguntó.
Paul agitó su cabeza como si volviera a la realidad.
──Me hipnotizaste otra vez── susurró cuando estuvo cerca de su prometida.
