xxxiii. so close, yet so far away

769 75 10
                                    

TAN CERCA, PERO A LA VEZ TAN LEJOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

TAN CERCA, PERO A LA VEZ TAN LEJOS

Killian no odiaba a su hermana. No, era un sinsentido absoluto, pero lo había hecho, años atrás la había delesnado con toda la fuerza de su alma y de alguna forma sabía que esa versión suya que la había odiado, seguía ahí, vagando en el límite de su conciencia, esperando pacientemente por el control.

Y estaba perfectamente enterado de lo que había motivado esa rivalidad por tanto tiempo. Munia Atyer propició la distancia entre sus dos hijos, dos niños de la misma madre y distinto padre, dos hijos de hermanos rivales.

Killian, hijo de Rahul II Corrino, el hombre que iba a heredar el Imperio y que iba a convertir a Munia en su Emperatriz, ese mismo que renunció a su derecho dinástico porque tenía que elegir entre la mujer que amaba y el poder.

Kegavie, hija de Shaddam IV Corrino, el Padishah del Universo Conocido, el hombre que Munia "amaba", un poco más por su poder que por el amorío que tuvieron en su juventud.

Y Killian insistía en que no odiaba a su hermana, pero su madre había pasado toda su infancia y adolescencia comparándolos, diciéndole que Kegavie era perfecta, que era todo lo que él jamás podría ser, que él solo era la mísera sombra de una estrella.

‎──Tiene que despertar── dijo Paul, su hermana llevaba cerca de una hora inconsciente y el muchacho no podía estar más preocupado, a pesar de que lo ocultaba bastante bien, pero Killian lo conocía lo suficiente para interpretar su mirada severa y voz aparentemente impasible.

Kegavie yacía recostada sobre tapetes y estaba vestida con una túnica blanca bordada en plateado, le habían quitado su destiltraje y habían dejado sus pies descubiertos mientras los curaban.

Un grupo de sayyadinas y algunos fundamentalistas rezaban alrededor de ella, Stilgar y los otros naibs estaban sentados en una línea, observando directamente a la caoba, expectantes a su recuperación.

Realmente parecía una santa, tenía un aspecto angelical entre los presentes e irradiaba un aura que llamaba a la gente a quedarse a su lado.

──Despertará, Muad'Dib── Harah, la que había sido la mujer de Jamis y ahora servía a Paul, terminó de vendar uno de sus pies──. Tienes mi palabra.

El Atreides relajó su mirada en el instante que esas palabras salieron de la boca de Harah. Killian también se sintió aliviado.

Se arrodilló ante ella y sostuvo su mano, no podía odiarla, él no tenía motivos reales para hacerlo, las causas de su odio fueron implantadas por Munia y ahora que lo pensaba, la distinción nació por quiénes eran sus padres.

Sin embargo (odiaba tener que contradecirse) sentía que ella lo tomaba como a una persona de la que podía prescindir y que pasaba por encima de su opinión. Se sintió pasado a llevar cuando ella entregó el agua de Caliópe a los fremen sin preguntarle y ahora tenía la sensación de que ella pretendía tenerlo como su apoyo incondicional. Aunque él, estaba en el dilema sobre entregárselo.

DARK RED ━━ atreidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora