ii. the atreides house

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II

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II. LA CASA ATREIDES

Jugaba con sus manos para calmar sus nervios, repasando el protocolo en su cabeza, los guantes de cuero hacían que sus extremidades superiores sudaran.

Caminaba hacia el cementerio de los antiguos líderes Atreides.

El Duque la había mandado a llamar sin especificar un motivo o al menos eso había dicho Gurney Halleck.

Su cabello caía en cascada sobre sus hombros, mientras se mecía al compás del viento. Estaba revisando los últimos detalles de su traje, quería cerciorarse de que las mangas estaban bien cerradas y todo estaba perfectamente ordenado, después de todo; ¿quién se presentaría de manera informal ante el jefe de la Casa Atreides?

La brisa marina salpicó tres gotas de agua en su cara que rápidamente secó con su manga del uniforme.

A lo lejos divisó la imponente silueta del Duque, quien le sonreía a su futura nuera.

──Kegavie── dijo cuando la caoba estaba lo suficientemente cerca para poder oírlo. Sin dejar de sonreír extendió sus brazos y le dio un corto abrazo a la chica.

La ojiverde quedó plasmada, no sabía que debía hacer, el Duque había roto el protocolo.

──Buenas tardes── fue lo primero que pasó por la mente de la caoba. ¿Ahora qué seguía? Generalmente había un protocolo para hablar con una persona de poder, pero el protocolo no hablaba de qué hacer cuando te llamasen por tu nombre pila.

Su mirada quedó estancada en el cielo.

──Es una linda tarde, ¿no crees?── Leto preguntó, observando el degradado en el cielo, que comenzaba por rosa pálido y bajaba hacia el azul.

──Sí, me gusta la combinación de colores── la ojiverde replicó extrañada por la confianza con la que el Duque la estaba tratando.

El Atreides concordó en un asentimiento y se aclaró la garganta para decir: ──Kegavie.

──Dígame── la ojiverde pidió con calma.

──Jessica me contó── la caoba volvió a sentir como algo se caía dentro de ella, solo que esta vez sus piernas no flanquearon──. Estás embarazada── Leto lo dijo con una sonrisa.

La caoba sonrió falsamente, había sido algo inesperado lo que le acababa de decir el Duque, inhaló con fuerza. Pero no se sintió traicionada en lo absoluto, pues le había pedido a Jessica que le contase a Leto cuando lo considerase pertinente y confiaba plenamente en el juicio de Lady Jessica.

──Tengo solo cuatro semanas── replicó Kegavie con rapidez y sin una pizca de esperanza en su tono de voz.

──Kiv, Paul y Jessica te llaman así ¿te puedo llamar así?

──No hay problema.

──Bien, Kiv── Leto arrugó su nariz como si buscara las palabras adecuadas──. No sé si lo quieres tener y sé que Paul aun no está al tanto, solo quiero que sepas que tienes todo mi apoyo en lo que sea que decidas.

──Gracias── agradeció soltando un suspiro.

──¿Killian lo sabe?

──No, usted y Jessica son los únicos que están enterados── dijo y se apresuró a completar con una explicación al ver la cara de ¿Paul no sabe? en Leto──. No sé cómo va a reaccionar Paul.

──Entiendo, además tienes mucho riesgo de perder al bebé── concordó el Duque──. Y en el caso de que naciera, ¿cómo te gustaría llamarlo o llamarla?

──Me gusta Milán── Kegavie replicó mirando al cielo.

──Lindo nombre.

──Señor── dijo.

──Dime Leto, ya casi somos familia.

──Leto, ¿no cree que se está mostrando muy emocionado por tener un nieto?

──No quiero admitirlo, pero sí── el Duque respondió sin evitar soltar una sonrisa.

No podía negar que la paternidad sonaba como algo lindo y que le gustaría tener hijos, sin embargo, no era capaz de cuidar una planta y en ciertos momentos sentía que aun no terminaba de madurar, además que no tenía la estabilidad emocional para c...

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No podía negar que la paternidad sonaba como algo lindo y que le gustaría tener hijos, sin embargo, no era capaz de cuidar una planta y en ciertos momentos sentía que aun no terminaba de madurar, además que no tenía la estabilidad emocional para cuidar a un mini Paul o a una mini Kegavie.

Ella aún era víctima de los fantasmas de su pasado, en especial de su madre y abuelo, a los que aún no podía olvidar por completo.

Pero Paul, él si tenía la estabilidad emocional y si bien era cierto que aun no terminaba de conocerse, le sacaba kilómetros de ventaja a Kegavie en cuanto a capacidad para criar.

Eran las 00:56 de la mañana, estaba acurrucada entre las sábanas y los brazos de un dormido Paul Atreides que la envolvían como una muñeca a la que debía proteger a toda costa de las calamidades del destino.

Quizá si despertaba a su prometido y decía que estaba embarazada, él no reaccionaría de la manera más temida por la ojiverde.

──¿En qué piensas, Kegavie Atyer?── pensó.

Era una de esas ideas totalmente carentes de sentido que pasaban por su mente en el lapso de las altas horas de la noche.

El reloj marcó la una de la mañana, Paul abrió lentamente sus ojos, encontrándose con la caoba despierta.

──No te has dormido── observó soñoliento.

──No tengo ganas de dormir── la ojiverde musitó──. Tengo muchas cosas que pensar.

──Cuéntamelas──sugirió el Atreides con simpleza──. Así te olvidas de ellas y duermes.

──Está bien── susurró Kegavie──. Pero, ¿juras que no te vas a enojar?

──¿Por Qué me enojaría contigo?── preguntó el chico mirándola a los ojos── ¿Por Qué crees eso?

──Porque estoy embarazada de ti y quiero, pero a la vez no quiero tener al que podría ser nuestro hijo── la caoba exclamó atropelladamente──. Ese es mi problema.

Paul abrió exageradamente sus ojos por una fracción de segundo, separó sus labios que temblaba.

──¿Es..estás embarazada?

La caoba asintió con lentitud evitando la mirada del hijo del Duque, comenzó a pensar en verduras para pasar lo incómodo del momento.

Tomate, lechuga, cebolla, pimiento, espinaca, zanahoria, puerros.

Paul movió lentamente la cabeza de su prometida para generar contacto visual.

La ojiverde se preparó mentalmente para todas las posibles reacciones de Atreides.

──Kegavie Atyer── Paul murmuró con una sonrisa──. No sé como reaccionar, pero si tú quieres, yo quiero. Le diré sí a todo sólo si es contigo.

DARK RED ━━ atreidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora