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III. LA CASA ATYER
Aún recordaba su llegada a Caladan, había pasado tres días en una nave de la Cofradía Espacial, a pesar de la escasa distancia entre Fénix y su planeta vecino, el navegante había decidido no saltar a velocidad luz e ir despacio, evitando la llamada "zona de sucesos" de Fénix, planeta que destacaba por sus gran sistema de anillos que, a veces perdían su norte y se volvían locos dando vueltas alrededor del planeta a kilómetros por segundo.
Una hora antes de bajarse del transporte, el mismo soldado que le anunció el asesinato de su padre, Rahul II Corrino, le notificó del suicidio de su abuelo, Panthur IX Atyer, según le habían contado, el motivo de aquello había sido la tristeza en que se había sumido su abuelo tras la muerte de su hija Munia y la desaparición de su esposa, Caliópe.
Kegavie recordaba haber pasado una semana entera llorando encerrada en sus nuevos aposentos con Paul enviándole notitas que intentaban levantarle el ánimo. Fue tan extraño el volver a Fénix justo después de que su padre y abuelo le dijeran que nunca más pisaría su suelo.
Una lágrima cayó por su mejilla, pensar en ello lograba llevarla al borde del sentimentalismo y la nostalgia, secó la gota apenas Killian cruzó por su puerta.
El hecho de haberle contado a Paul sobre su embarazo había removido un peso de sus hombros, una preocupación menos. Aun así no podía despreocuparse por completo, si bien ya había pasado lo peor, quedaba algo: la reacción de Killian.
──Viniste── dijo.
──Eso hice── su hermano tomó asiento en uno de los sillones de cuero, la estancia del té de Kegavie estaba rodeada por una gran biblioteca con libros y pergaminos, en centro de todo solo había una alformbra con dos sillones de respaldo alto──. ¿Qué querías decirme?
Kegavie comenzó a jugar con sus dedos, moviéndolos de un lado a otro con impaciencia y nerviosismo.
La caoba se puso pálida segundos después de ver el objeto. Inhaló una bocanada de aire para luego soltarlo, debía decirle.
──Estoy embarazada, Killian── masculló, su hermano apenas la entendió.
El hombre se tomó unos segundos para procesar las palabras, analizó una por una hasta que sus labios se curvaron en una tierna sonrisa.
──Estás...── Kegavie asintió, Killian saltó de su asiento──. Voy a ser tío, voy a ser tío, ¡voy a ser tío!
Después de su celebración tiró a su hermana de los brazos para luego abrazarla y alzarla. Kegavie no estaba segura de cuando habían pasado de odiarse a tener una relación tan sana y cariñosa, estaba orgullosa de ambos.
──¿Cómo quieres ponerle?── el pelinegro habló con rapidez──. No me digas que piensas ponerle Paul, hay tantos nombres en el mundo y ¿quieres ponerle Paul? Creatividad, Kegavie Atyer. Ya hay un Paul en tu vida, ¿para qué quieres dos? Además, apuesto que los confundes. Los dos se van a apellidar Atreides y...
──No pienso llamarlo Paul.
──¿Y cómo entonces?
──Ya veré. Es demasiado pronto── Kegavie solía sentirse presionada por todo, exhaló.
──Entiendo.
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Gurney Halleck tenía una estrecha relación con Kegavie, partiendo por el momento en el que Leto Atreides le había asignado su tutela tras la muerte de sus padres y abuelos, Gurney también había pasado tres años enteros entregándole terapia psicológica a la muchacha, fue el encargado de entrenarla militarmente y enviarla a estudiar a IX por un año.
Él era un hombre imponente y diestro en el manejo del kidjal, que sin embargo, tenía un gran corazón y una increíble habilidad para tocar el baliset.
──Hola, Kiv── saludó, frente suyo tenía una mesa llena de papeles, mas no parecía preocupado por ella, pues se encontraba afinando su baliset.
──Hola, Viejo Gurney── la ojiverde tomó asiento junto a él, hizo un paneo a las hojas, eran formularios con la información de los soldados de las Casas Atreides y Atyer──. ¿Esto no es tarea de Thufir Hawat? ¿O del General Kudar?
Hawat era el mentat de la Casa de los Atreides, mientras que Kudar era el Gran General de los Atyer, era el regente de Fénix y había sido la mano derecha de Panthur IX, Kegavie y Killian confiaban plenamente en él.
──Kudar está encargándose de la estrategia para proteger Fénix y Caladan, parece ser que podremos llevarnos al 80% de nuestros hombres a Arrakis── Gurney explicó──. Leto confía con su vida en Kudar y yo también. Hawat está preocupándose de los costos y suministros, yo tengo que elegir a los que se quedarán aquí, en Caladan.
──¿Irán soldados Atyer a Arrakis?
──No más de cien, Leto ha decidido que tu escolta y la de Killian debe ser enteramente de Fénix── el hombre soltó el baliset──. El Duque Leto dice que la corte ha comenzado a referise a los Atreides como su fusión con los Atyer y él quiere mantener la imagen independiente de ambas casas. No desea ganar popularidad menoscavando a una Gran Casa.
Kegavie asintió.
──Einar Ekola será el capitán de tu escolta, eso ya está decidido── la muchacha frunció sus labios──. No han querido dejarlo con Killian, por los motivos que estás pensando. Leto respeta su relación, pero no desea que vaya en contra de sus órdenes del trabajo.
