xxviii. the mystery of the house (ii)

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EL MISTERIO DE LA CASA, PARTE 2

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EL MISTERIO DE LA CASA, PARTE 2


El Gran General Kudar se encontraba en su gran despacho, apoyado en una de las ventanas, observaba el mercado de las telas de Fénix, una parte de la Fortaleza Naranja tenía vista directa a aquella zona de los callejones.

Habían tantas telas que algunas funcionaban como trapos o simplemente cubrían el suelo de concreto, era un concierto de colores.

Brocados y patrones de todos los tipos, de todos los lugares, damas nobles provenientes de todas partes del imperio viajaban hasta ese lugar para hacerse con las mejores telas para sus trajes.

Pasaban caballos fenixianos y mulas rayadas que llevaban a sus lomos más géneros. No había forma, patrón, textura o material que no se pudiese encontrar en aquel mercado.

Había, incluso, una oda escrita por un viejo poeta y dedicada exclusivamente al extenso callejón, mundialmente conocida.

Oh, glorioso rincón de colores y de sueños,
Donde brocados y patrones danzan como dueños.

Damas nobles llegan desde tierras distantes,
Persiguiendo las telas, con ansias vibrantes.

No hay forma, patrón, textura o material sin hallar,
En este rincón mágico, donde todo es soñar.

En el universo del Padishah, Fénix resplandece,
El mercado de las telas, joya que el alma agradece.

─¡Buenos días, Gran General!── si se alzaba la vista, desde el callejón, uno se podía encontrar con algunas ventanas de las oficinas de los más altos mandos de Fénix, era costumbre saludarlos si se los encontraba──. Bendita sea su vida── era, coloquialmente, una forma de agradecer por el servicio al pueblo, mientras más bendiciones recibiera un noble o poderoso, más querido era.

Varias personas más lo saludaron.

──¡Buenos días, Fénix!── el viejo exclamó con energía──. ¡Próspero sea su día! ¡Y dichosa sea su noche!

Era una costumbre para Kudar el saludar a los fenixianos temprano por la mañana.

──¡Y para usted, Gran General!

Después de agitar su mano, volvió a la silla de su escritorio, solo se sentó tras él y se quedó con la mirada fija en el calendario. Habían pasado tres días desde la fecha en que Kegavie habría cumplido la mayoría de edad y aún no sabía nada de ella, si estaba viva o muerta.

A pesar de ello, confiaba en que Gurney Halleck, con quién había logrado contactar hacía un mes, pudiera confirmarle el estado de la muchacha y su hermano de una vez por todas, para decidir, por fin, qué seguía.

Quería que los hermanos estuvieran vivos y que volvieran a Fénix.

Él era un hombre viejo, llevaba más de sesenta años de servicio y los doctores le daban cuarenta o cincuenta años más de vida, pero estaba cansado, muy cansado.

Hypatía, la mentat de la casa, entró a su despacho. Tenía los ojos completamente blancos por su ceguera total, la piel algo grisácea por no haberse expuesto al sol en mucho tiempo y el cabello negro extremadamente rizado. A tientas y por memoria, llegó hasta el asiento contiguo al del Gran General.

──Kudar, creo que le interesará esto── le entregó un pergamino de la más alta calidad, que se encontraba enrrollado, mas ya había sido abierto, pues tenía el sello sujeto a uno de los dos extremos──. Es del Emperador.

──¿Qué dice?

──Léalo por su cuenta, si a mi me sorprendió, creo que a usted lo sorprenderá más── Hypatía leía con sus dedos, su tacto estaba tan desarrollado que identificaba las formas de las letras con la piel y así leía.

Kudar desenrrolló el pergamino.

Estimado Gran General Kudar, Regente de Fénix y Protector Subrogante de Caladan, Delta Pavonis:

No pretendo alargarme mucho, en resumidas cuentas le comento que Kegavie Atyer XXIV, se encuentra viva y que, desgraciadamente, su prometido y su hermano también. Para su información, ya que se estará preguntando por los motivos de mi consternación por el estado de mi sobrina, Kegavie Atyer XXIV es mi hija, primogénita para ser más exactos (luego discutiremos sobre la genética) y esto es una sugerencia: le entrego el Ducado de Caladan y el Marquesado de Fénix si elimina a Kegavie, si decide no hacerlo, me veré en la obligación de establecer sanciones económicas a su planeta y al vecino, además de cerrar su desdeñoso mercado donde prolifera el contrabandismo de drogas y metales, además, si no desea ser expulsado del Landsraad, deberá entregarme la totalidad del diezmo marcal doble.

Quedo atento a su respuesta, muy cordiales saludos,

Su majestad, el Emperador Padishah Shaddam IV de la Casa Corrino

Kudar enrolló el papel.

──Es una sentencia de muerte── susurró──. Estamos acabados.

──No del todo, Kudar── Hypatía le entregó un segundo pergamino, lo abrió con rapidez y comenzó a leer:

Estimado Gran General Kudar:

Escribo esto a espaldas de mi esposo, seré rápida. Kegavie Atyer XXIV está viva, se encuentra en el Sietch Tabr, ubicado en el pleno del Desierto Meridional Arrakeno, su hermano Killian y su prometido, Paul Atreides se encuentran con ella.

Sálvela ahora que puede.

Haré todo lo posible para evitar que lo expulsen del Landsraad, aunque y según he oído, debería ir a declarar, es la única forma de evitarlo y no esperan que lo haga. Deduzca los diezmos de cualquier ingreso imperial y no permita que cierren ese mercado, mi esposo aún no comprende que es el punto en el que más melange es vendida y que gran parte de la economía imperial subsiste con ella.

Considérelo, Anirul Sadow-Tonkin

──La Emperatriz consorte no ha firmado como Corrino── observó.

──Los rumores de crisis en la morada de Shaddam han resultado ciertos── Hypatía sonrió con perversión.

──Sí── Kudar pensó por unos segundos──. Podríamos darle un espacio al mercado o legalizarlo ante el Landsraad, así evitamos la expulsión de la casa.

──Y, podríamos declarar menores ganancias de las verdaderas, además de deducir el diezmo de las inversiones de la Bene Gesserit o de los beneficios de la CHOAM── la mentat sugirió, luego su voz pasó de la perspicacia a la preocupación──, ¿sacaremos a Lady Kegavie del desierto?

El general lo sopesó.

──Esperemos a contactar con ella. Sospecho que tiene grandes planes.

DARK RED ━━ atreidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora