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VIII. LA MELANGE
La expresión de Killian se endureció y su mirada perdió foco, con sus labios entreabiertos junto a los hombros tensos y la cabeza algo gacha; soltó un apresurado suspiro.
──¿Te envenenaron? ¿¡Dos veces!?── exclamó con enojo y culpa──. ¡Sabía que no tenía que ir a buscar a los Fremen!
──Killian── dijo Kegavie con una voz tranquilizadora──. No es tu culpa, si hubieses ido o no, no lo habrías evitado.
──Ajá── musitó el pelinegro chasqueando su lengua. Se apoyó en una de las paredes de la habitación de Kegavie con los brazos cruzados.
Su nueva habitación de descanso era más grande que la anterior, en ella predominaban los colores dorado, café claro, beige, marfil y blanco.
La pared en la que se encontraba apoyada su cama tenía un gran grabado de un gusano de arena.
Dos golpes en la puerta de la habitación de Kegavie la obligaron a levantarse para abrir.
Shadout Mapes; la ama de llaves, traía entre sus brazos un traje que Kegavie reconoció como uno de los que traía Killian al llegar, sobre este había una nota.
──Señorita Atyer, el Duque Leto Atreides le envía esto, solicita su presencia mañana a primera hora en el aeropuerto, pide que vaya con esto. Irán a ver los campos de cosecha de la especia── informó Shadout entregando el traje.
──Es Lady Kegavie── Killian se asomó por la puerta para corregir a la mujer──. Es la única forma de tratamiento válida.
──Gracias── respondió Kegavie con una sonrisa e ignorando a su hermano, cerró la puerta, giró hacia él──. No hay necesidad de ser tan tajante. Déjala.
Killian bufó.
──Eres la próxima Marquesa de los Atyer, te vas a casar con Paul Atreides, ni siquiera pienses en conformarte con un tratamiento menor a Lady Kegavie.
La ojiverde lo ignoró, mientras revisaba la ropa en sus brazos.
──¿Qué es?
──Es un destiltraje, recicla el agua de tu cuerpo y crea una temperatura apropiada para que no tengas calor, también tiene un tubo para que respires, es perfecto para sobrevivir al desierto.
──¿Obra de los Fremen?── el pelinegro asintió──. Me gustaría que mamá me hubiese enseñado más sobre ellos, son demasiado interesantes.
──Aprendiste bastante con solo saber hablar chakobsa, sabes mucho sobre sus tradiciones, te hubiera encantado el sietch en el que estaba. Tengo que admitir que si hubieses sabido un poco más sobre los Fremen hubieses pasado como una. ¿Qué dice la nota?
La ojiverde tomó el papel entre sus manos, la letra de Leto Atreides fue reconocida en un instante.
Ya que pudiste retomar tus deberes, pienso que es pertinente que vayas a ver los campos de cosecha, será una misión segura dentro de todo lo posible, además creo que te llevarás bien con la Doctora Kynes, hablas chakobsay este vuelo puede ayudarte a aprender sobre decisiones políticas de estado.
