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PROBLEMAS EN ARRAKIS
Kegavie por fin había podido retomar sus deberes en la política de estado, así que cuando anunciaron la reunión de estado mayor no dudó en presentarse.
Estaba apoyada contra una columna analizando a Einar Ekola, el novio de su hermano y capitán de su escolta, mientras esperaba a que Thufir Hawat los hiciese entrar a la sala donde se llevaría a cabo la reunión.
──¿Qué sucede?── Einar le preguntó.
──Nada── Kegavie rió sin quitar su vista del Fenixiense──. Es extraño que no te hayas quedado en Fénix o Caladan, por un tiempo creí que lo harías así.
──No realmente── Ekola respondió con tranquilidad──. Es bastante más entretenido el viajar a otro planeta, además, tengo mejores privilegios aquí, ser de tu escolta tiene sus ventajas.
──Supongo── comenzó a golpear su portablock con las uñas de sus dedos.
Hawat abrió las puertas de la sala donde yacía la mesa de reuniones, el Duque Leto y su hijo ya estaban sentados.
Con rapidez, dejó su block sobre la mesa y se quitó el gorro junto con la chaqueta del uniforme Atreides.
──Hay café para quienes lo deseen── informó Leto.
La ojiverde prefirió no ir a la estancia contigua para prepararse un café, había descansado lo suficiente. Tomó asiento en el lugar de siempre, al lado del mentat, frente a Paul y en diagonal de Leto. A su diestra se sentó Kudar.
──Bien, señores──dijo Leto cuando todos se hubieron sentado──. Nuestra civilización parece tan profundamente acostumbrada a las invasiones que no podemos obedecer una simple orden del Imperio sin que surjan de nuevo las antiguas costumbres. Pienso que para empezar debemos escuchar a Thufir, que nos dirá si tiene algo que añadir a su informe sobre los Fremen. ¿Thufir?
──Hay algunas cuestiones económicas que habría que examinar como una continuación a mi informe general, Señor, pero puedo decir ya que los Fremen aparecen cada vez más como los aliados que necesitamos── explicó Hawat──. Siguen aguardando aún para ver si pueden confiar en nosotros, pero parecen actuar abiertamente. Nos han enviado un regalo: destiltrajes que han confeccionado por sí mismos y mapas de algunas áreas del desierto que circundan las fortalezas abandonadas por los Harkonnen.
──¿Te gusta esa gente, Thufir?── preguntó un hombre en el extremo de la mesa.
Hawat se volvió hacia el que lo había interrogado.
──Duncan Idaho y Killian Atyer dicen que merecen admiración.
──¿Existe alguna nueva información acerca del número de Fremen que hay en el planeta?── cuestionó Paul.
