23. Hola, amor.

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Fin de semana había llegado nuevamente. Sebastián había tenido partido con el América, el cual perdieron.

Monserrat quedó con sus amigos para ir a comer a algún lado el domingo por el cumpleaños de Marisol. Sebastián no podría ir con ellos ya que debía viajar para los partidos de eliminación con la selección mexicana. En esa ocasión, estaría más tiempo fuera del país ya que ninguno de los dos partidos se llevarían a cabo en México.

La chica llegó a Porfirio's Coapa, el lugar en dónde había quedado Monserrat para ver a sus amigos. Ella llegó un poco más antes de la hora acordada porque odiaba la impuntualidad.

El mesero se acercó a ella para tomar su orden.

—Hola, buenas tardes —saludó con una sonrisa.

—Buenaa tardes —saludó ella de vuelta.

—Aquí está la carta. En un momento vuelvo para tomar su orden.

—De hecho, estoy esperando a otras personas. Tomaré la orden cuando lleguen.

El chico asintió con la cabeza.

—Perfecto. Me retiro.

—Gracias.

El joven se alejó para seguir atendiendo a otras personas.

Monserrat se dispuso a leer un artículo de medicina en su celular, en lo que esperaba que llegaran sus amigos.

Sintió que alguien se sentó frente a ella pero no alzó la vista. Un aroma a perfume de hombre inundó sus fosas nasales y dedujo que se trataba de Ricardo.

—¿Quieres sorprender a Marisol y por eso llegaste temprano? —inquirió ella.

El chico simplemente sonrió, observándola.

—¿Por qué no...?

Monserrat dejó las palabras en el aire cuando alzó la cabeza y se dió cuenta que el chico frente a ella era Abisai, su exprometido.

—Hola, amor —saludó él, mirándola fijamente con una sonrisa.

—Abisai.

—Debo confesar que es decepcionante percatarme que olvidaste el olor de mi perfume. Antes sabías que era yo con tan sólo sentir la fragancia a poca distancia de ti.

—Tú mismo lo dijiste, eso era ANTES —atacó ella, haciendo énfasis en la última palabra pero con un tono calmado.

—¿Por qué estás sola aquí? —cuestionó él, con expresión de tener las palabras correctas para hacerla sentir mal— ¿Acaso tu amigo futbolista te dejó plantada?

—En primera, no te debe interesar el porqué estoy aquí. Y segunda, Sebastián ni siquiera está en el país porque como el gran futbolista que es, lo requieren en la selección mayor.

Abisai hizo una expresión que Monserrat no pudo deducir.

—¿Recuerdas que amaba molestarte? Tu cara de molestia es un poema —dijo él—. Es justo lo que estoy haciendo ahora.

Monserrat se limitó a observarlo fijamente y soltó un suspiro profundo.

—¿Qué quieres, Abisai?

—A ti.

—Ya es tarde.

—Tú siempre fuiste creyente de que las personas merecen segundas oportunidades.

—Claro, pero lo que tú me hiciste es para cuestionarse si mereces una segunda oportunidad o no.

—¿Cómo te compruebo que de verdad la merezco? Te juro que desde el día que terminamos también dejé a Alison. Nuestra ruptura me dejó mal.

You Found Me || Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora