En los días siguientes, Sebastián estaba de regreso a México, ya que habían viajado a El Salvador para el último partido del mes, en el cual México ganó 2-0.
La mayoría de los futbolistas iban dormidos ya que estaban viajando en la madrugada, pero por alguna razón, Sebastián no lograba conciliar el sueño.
Su mente viajaba hacia el nuevo colega de Monserrat. Él como hombre, podía notar que el doctor parecía estar interesado en la chica. Sebastián no entendía porque ese asunto no dejaba de darle vueltas por la cabeza, lo hacía sentir inquietante.
—No es la primera vez que observas las nubes desde acá arriba en el avión —dijo Jorge adormitado, a un lado de él—, ¿Por qué no estás durmiendo?
—No puedo dormir.
Jorge rascó sus ojos y se acomodó en su asiento.
—¿En qué estás pensando?
—En nada importante.
—Sebas... —pronunció Jorge, con tono de advertencia.
—En Alan.
—¿El doctor que fue con Monse al partido?
—Sí, ese.
—¿Qué tiene?
—Me da la sensación de que está interesado en ella.
—Uh, sí —concordó Jorge—. Yo también lo noté.
—¡Verdad! Que bueno que no fui el único, pensé que yo me estaba haciendo ideas.
—Pero bueno, ¿Qué tiene eso de malo?
—La acaba de conocer.
Jorge lo miró como si estuviera bromeando.
—¿Es neta? Tampoco es como que tú la conozcas desde hace años.
—Sí pero ella sólo es mi amiga.
—Repito, ¿Cuál es el problema?
Sebastián soltó un suspiro y miró a su amigo sin decir ni una sola palabra.
—Ahhh —asintió Jorge, comprendiendo el silencio de su acompañante—. Ese es el problema, no sabes porqué estás pensando en eso.
—Exacto.
—¿No será que Monserrat está comenzando a gustarte?
—¡Claro que no! Solo somos amigos.
—Sí, ya escuché eso antes con Liliana y Diego y míralos ahora.
—Son situaciones diferentes.
—Pero el contexto es el mismo: los celos indescifrables y la negación de un posible gusto, justificandolo con que sólo son amigos.
Sebastián miró al joven de rizos con cara de pocos amigos. En lugar de poder ayudarlo, lo hacía sentir más confundido.
—Vamos, Sebas, ya ni comentas en las fotos de Fernanda.
—Porque Liliana me regañó.
—¿Y estás seguro que es sólo por eso?
—Sí.
Jorge se encogió de hombros.
—Como digas —dijo, pero luego soltó un suspiro y asintió—. Bueno es que Lili sí da miedo así que sí te creo que sea solo por eso.
—Da miedo con sus suposiciones, salen verdaderas.
Ambos amigos rieron y asintieron. Algunos de sus compañeros les pidieron que se callarán o hablaran más bajito.
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You Found Me || Sebastián Córdova
Hayran KurguSebastián Córdova tenía 24 años cuando conoció a Monserrat Ferrer, una chica de 23 años, recién graduada de medicina, alguien fanática del orden; ella jamás alteraba las normas ni rompía las reglas, y aunque parecía demasiado inocente, no era tonta...