34. La granada estalló, hiriendo con sus fragmentos.

1K 119 21
                                    

La relación de Monserrat y Sebastián se encontraba en uno de los mejores puntos. A pesar de que él tenía que viajar por los partidos y ella a veces no tener tiempo por el trabajo, sabían llevar bastante bien su relación.

Estaban enamorados, tanto que sus miradas destallaban cuando se miraban mutuamente. Hacía ya algunos días que habían cumplido 4 meses de relación.

Ese día, en que el secreto salió a la luz, Monserrat se encontraba saliendo de la casa de Sebastián junto a él.

La chica se entretuvo al acariciar un perrito de la calle, mientras que él aseguraba el portón de su casa. Sebastián sonrió al ver la escena de su novia que le hacía cariños al animalito. El joven de pecas escuchó una voz conocida y alzó la mirada, topandose con su exnovia Diana.

Pero había algo en particular en ella que le llamó la atención; su panza de embarazada.

Sebastián frunció el ceño y Diana sintió la mirada del chico. Al observarlo, sintió que por un momento todo a su alrededor se detuvo. No había manera de volver el tiempo atrás y evitar ese momento. Lo que había estado temiendo por meses, al fin había llegado.

-Diana -musitó él.

Monserrat se enderezó al escuchar el nombre de la exnovia de su novio. En cuanto vio a Diana parada con su gran barriga de embarazo frente a ellos, sabía que era la hora de decirle la verdad a Sebastián.

-¿Acaso tú estás...?

-¿Embarazada? -terminó Diana la pregunta, interrumpiendo al chico-. Sí, Sebastián. Estoy embarazada.

-Pues felicidades.

-Tengo casi ocho meses -soltó.

Sebastián la miró con confusión y entonces captó lo que Diana quiso decir al mencionar el tiempo de gestación.

-Si tienes casi ocho meses, entonces hay probabilidad que tu hijo sea mío también, ¿No es así?

-Sí —afirmó ella con voz apenas audible.

En ese instante, el chico de pecas sintió como si un balde de agua fría hubiera caído sobre él.
Después de terminar con Diana deseó nunca más volver a verla. Y después de iniciar su relación con Monserrat, comenzó a hacer varios planes a futuros. Ya tenía gran parte de su vida planeada y ninguno de sus planes entraba ser padre, no con Diana ni con ninguna otra persona, sino con Monserrat. Aunque era pronto para imaginarse algo así, él tenía la esperanza que Monserrat iba a ser su último y eterno amor.

La posibilidad de tener un hijo le dió un giro a su vida, destruyendo en un segundo algunos de sus planes. Sí en algún momento le llegaba la posibilidad de ir a jugar al viejo continente, no iba a ser una decisión fácil de tomar teniendo un hijo con su ex pareja. A él jamás le pareció la idea de procrear un ser humano y no darle la familia que merecía. Una familia unida, con sus padres juntos y amándose, era lo que él anhelaba para su futuro hijo o hija.

Sebastián miró a Monserrat, pero ésta no parecía estar sorprendida ni afectada por la noticia. Aunque en su interior estaba muriendo de nervios por la situación, mantuvo la serenidad.

-Monse...

-No te enojes con ella -pidió Diana.

-¿Qué? -inquirió Sebastián, mirando de mala gana a Diana- ¿Por qué tendría que enojarme con ella?

La exnovia del joven de pecas no dijo nada más. Se limitó a mirarlos a los dos.

-Perdón -musitó Monserrat, al lado de Sebastián.

You Found Me || Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora