—¿Ya casi estás lista? —preguntó Sebastián afuera del baño de la habitación.
—Sí —dijo Monserrat, al mismo tiempo que abrió la puerta del baño y apareció frente a él.
El chico de pecas se quedó sorprendido y embelesado al observar lo atractiva que Monserrat se veía. La barrió casi de pies a cabeza; llevaba unas zapatillas negras, a juego con un pantalón de vestir acampanado de color negro, un cinturón del mismo color y una blusa blanca con escote en V que llegaba hasta su pecho y manga corta holgada. Lucía formal pero sin verse demasiado anticuada. Llevaba su cabello en una coleta alta y un maquillaje adecuado.
Ante los ojos de Sebastián, ella se veía perfecta.
—Luces increíble —dijo.
—Gracias, tú también luces genial —ella regresó el cumplido, observando lo apuesto que Sebastián se veía.
Parecía que se habían puesto de acuerdo, ya que Sebastián llevaba unos zapatos de vestir negro, un pantalón del mismo color y una camisa manga larga blanca. Su cabello estaba peinado y su pequeño arete en la oreja lo hacía lucir mejor de alguna manera.
El corazón de Monserrat latió con fuerza cuando lo único que pudo pensar era que Sebastián se veía bastante guapo que seguramente llamaría la atención de cualquier chica.
—Bueno, si estás lista, es hora de irnos. Mauro, Sol y Jorge ya nos están esperando abajo.
—Bien.
La chica tomó su bolso y salieron de la habitación. Bajaron por el elevador y al salir de éste, la vista de la recepcionista se centró en el atractivo Sebastián. Monserrat se percató de eso y fingió no haberlo notado.
Un muchacho que se encontraba sentado en el lobby, se percató de la presencia de Monserrat y no pudo evitar observarla. Ella era tan guapa que llamaba la atención a cualquier parte que iba.
Sebastián miró al joven con seriedad, y se detuvo por unos segundos para que Monserrat caminara a su lado, ya que ella iba un poco más atrás de él. Una vez a su altura, el chico de pecas tomó la mano de Monserrat y la puso en su brazo para que ella caminara agarrada a él.
Monserrat sonrió en su interior porque no tuvo que hacer nada para que el rostro de la recepcionista se tranformara a una expresión desagradable.
—Es hora de irnos —anunció Jorge—. Ricardo está afuera en la camioneta.
El chico de chinos observó a Monserrat y Sebastián y sonrió cuando notó que iban vestidos de manera similar.
—¿Se pusieron de acuerdo?
—No, fue mera coincidencia —aclaró Monserrat.
—Son tan goals —dijo Soledad.
—Vámonos pues —pidió Mauro.
Los cinco caminaron al exterior y localizaron la camioneta de Ricardo. Todos entraron, se acomodaron y saludaron al Canelo.
—¿Irá Diana? —cuestionó Monserrat a Ricardo. Para su desgracia, la novia del Canelo se llamaba igual que la exnovia de Sebastián, lo que la hacía recordar el secreto que ella le guardaba.
—No —negó él—. Tenía un compromiso con su familia —el tono de voz que utilizó le hizo ver a Monserrat y al resto, que Ricardo había tenido una pelea con su novia—. Y por si se lo preguntan, sí, sí discutimos.
—Diana se ve una chica agradable —opinó Soledad con un mohín en el rostro—. Pero no siento que esté totalmente cómoda contigo. Tal vez ahora que regresaron después del tiempo que habían decidido darse, ya no siente la relación igual.
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You Found Me || Sebastián Córdova
FanficSebastián Córdova tenía 24 años cuando conoció a Monserrat Ferrer, una chica de 23 años, recién graduada de medicina, alguien fanática del orden; ella jamás alteraba las normas ni rompía las reglas, y aunque parecía demasiado inocente, no era tonta...