28. Sí quiero.

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Aunque parecía que todo estaba en su lugar después del beso que confesó los sentimientos de ambos jóvenes, realmente no todo estaba claro.

Monserrat siempre había sido ese tipo de chica que le gustaba hacer las cosas correctamente, un signo de que le gustaba tener el orden y no alterar las normas. Por eso se sentía incómoda el tener un trato de noviazgo con alguien que realmente no era su novio.

Sin embargo, por alguna razón, no siempre tenía la fuerza de voluntad para poner más distancia entre ella y Sebastián.

-¿Quieres pasar? -cuestionó la chica al llegar a su casa.

Sebastián pareció meditarlo pocos segundos y asintió.

Ambos bajaron del auto y se adentraron a la gran casa de Monserrat. Aarón los vio y se acercó a saludar a Sebastián.

-Que onda Sebas -saludó.

-Que onda Aarón.

Monserrat se quedó mirando a la mesa, observando el arreglo de flores que reposaba en ella.

—¿Y esas flores? —cuestionó la chica— Según yo aún no es el aniversario de papá y mamá.

—No lo es. Son para tí.

La chica se sorprendió y miró fugazmente a Sebastián, pero éste tenía el rostro serio. No mostraba indicios que hubiera sido él.

Monserrat se acercó a la mesa y tomó la tarjeta que estaba entre las flores.

"Ví éstas flores y pensé que eran bellas, al igual que tú. Gracias por tu compañía.
Atte: Alan Andrade"

—¿Y bien? —inquirió Aarón.

—Las mandó Alan —musitó la chica.

Sebastián hizo una mueca. Estaba ligeramente molesto, no con Monserrat, sino con Alan. Él estaba consciente que la chica jamás le había dado indicios de sentir algo por él, ¿Por qué hacía este tipo de cosas sin antes pensar si podría hacerla sentir incómoda?

—¿Las llevo a tu habitación? —cuestionó Aarón y luego sonrió traviesamente cuando una idea cruzó por su cabeza— O ¿Las llevo a la basura?

—Las flores son bonitas. Déjalas aquí, no las quiero en mi habitación y sería una grosería tirarlas a la basura.

Sebastián se limitó a escuchar la conversación entre la chica y su hermano, y sonrió forzadamente.

—Tengo que irme —anunció—. Recordé que debo hacer algo.

—Oh, está bien.

Monserrat se acercó a abrazarlo y Sebastián depositó un beso en su cabeza, para después despedirse de Aarón y salir de la casa.

—Escucha, Monserrat —habló Aarón—. Sé que él y tú aún no son algo oficial, pero al menos saben que se gustan. Y será mejor que le dejes en claro a Alan que no vuelva a mandarte flores o hacer algo así, porque estoy seguro que todo esto es su plan para conquistarte.

—Tranquilo, Aarón. Hablaré con Alan.

***

Sebastián se encontraba acostado en su cama, en dónde ya había dormido en otras ocasiones con Monserrat.

Estaba meditando acerca del beso que se habían dado en la fiesta de Alexis y sobre en que término los ponía esa situación. No tenía duda que debía formalizarlo pero tampoco estaba seguro si Monserrat aceptaría a estar con él por el poco tiempo que tenían de conocerse.

You Found Me || Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora