You Found Me || Sebastián Córdova

Capítulo extra: Quizá en otra vida.

Mayo 2024

Sebastián caminaba con la vista clavada en el suelo empedrado.

Había decidido salir a caminar por el parque que está cerca del hospital de la familia de Monserrat. Tal vez para algunos, estar cerca de lugares que le recuerden a ella, es un poco masoquista. Pero para él, era una manera de sentirla cerca y no extrañarla tanto.

Buscaba una medicina que aliviara un poco su dolor. Buscaba cada recuerdo de ella en cada paso que daba. Buscaba escuchar su voz en cada canción que a ella le gustaba. Simplemente la buscaba, pero ella ya no estaba.

Sebastián alzó la vista y se encontró con una pareja que estaba siendo fotografiada, para guardar su momento feliz en un retrato. Ella lucía un vestido corto color blanco, su cabello castaño estaba hecho ondas, y sus manos sostenían un pequeño ramo de flores. El chico portaba una camisa blanca y un pantalón negro.

Se habían casado.

El chico de pecas estaba a tan sólo unos metros de ellos, cuando la joven le contó brevemente su historia a la fotógrafa.

—Cuando estábamos en la preparatoria, nos casamos en la quermés de San Valentín. Ese día prometimos que cuando tuviéramos veinticinco, nos casaríamos legalmente.

—Y hoy se ha cumplido esa promesa —deduce la fotógrafa con una sonrisa.

—Exactamente.

Sebastián volvió a agachar su mirada al piso y siguió con su camino.

Pero un recuerdo, inundó sus pensamientos.

*Flashback*

Febrero 2022

Día de San Valentín.

La escuela de la sobrina de Monserrat, solía organizar quermés en días como catorce de febrero y quince de septiembre.

Esa vez, era la quermés del día de los enamorados.

Monserrat y Sebastián acordaron de ir en busca de la niña y después de dejarla en casa, tendrían el resto del día para ellos dos.

Al llegar a la institución, los colores rojo, blanco y rosa, abundaban como parte de la decoración. Corazones, cupidos y rosas eran todo lo que la pareja podía ver a su alrededor mientras más se adentraban a la escuela.

—¡Tía! —exclamó la pequeña de diez años al ver a Monserrat. Corrió hacia ella y envolvió con sus pequeños brazos, la cintura de la joven doctora.

—Hola Dani, ¿Qué tal te fue hoy?

—¡Súper!

Sebastián se agachó un poco para quedar a la altura de la niña.

—¿Y para mí no hay abrazo?

La pequeña asintió y envolvió del cuello a Sebastián y depositó un beso en su mejilla pecosa. Al separarse, Daniela volvió su vista hacia su tía.

—¿Les cuento un secreto? —inquirió la niña.

—A ver, cuéntanos.

—Tía, pero promete que no le contarás al tío Aarón.

—¿Por qué?

—El tío Aarón dice que no puedo tener novio hasta los treinta.

Sebastián la miró con sorpresa al entender de que se trataba el asunto. Monserrat rió por lo bajo y asintió. Entrelazó su dedo meñique con el de su sobrina.

—Prometo no decirle nada.

—Tengo novio —confiesa la pequeña—. Y nos casamos.

—¿De verdad? —inquiere Sebastián rápidamente. Sus ojos comenzaron a viajar por todos lados, en busca de alguna cara sospechosa que pudiera delatar ser el novio de Daniela— ¿Y quién es el afortunado?