BLAIR
Sentía que la cabeza mes estallaba, era como si miles de agujas estuvieran piqueteándome alrededor del cráneo.
La habitación daba vueltas y me vinieron unas ganas inmensas de sacar lo poco que quedaba en mi estómago, las náuseas aumentaron, el cuerpo se sentía pesado y a la vez ligero.
Me incorporé en mi cama, no recordaba haber puesto encima esas cobijas por la noche. Busqué un vaso de agua en mi cómoda. Un recado estaba pegado justo en el borde de la lámpara de noche.
"Me fui en cuanto te quedaste dormida, estabas temblando y te arropé con más cobijas. Saldré y cerraré las puertas con seguro. Toma una aspirina para la resaca y te sentirás mejor" –Zedd.
De pronto, las imágenes en mi mente comenzaron a aparecer algo distorsionadas como si de un álbum de fotografías se tratara.
Yo tomando un vaso tras otro de alcohol sin moderación, apoyándome en la terraza. Yo inclinada sobre el pasto dando arqueadas, los ojos azul eléctrico y las manos sobre mi cintura.
El auto, como me llevó a la puerta y después a mi habitación. Él quitándome las botas y después yo dormida.
Pasé las manos por mi rostro frustrada.
¡Maldito alcohol, maldita fiesta, maldita memoria!
Busqué el celular entre las sábanas. No tenía ningún mensaje del chico. Un vacío se sintió en mi pecho y en mi mente al recordarlo.
El sabor agrio y seco en mi boca permanecía, no tenía apetito pero supe que si comía algo las náuseas desaparecerían. Me levanté de la cama con menos fuerza de la habitual y fui a la cocina a prepárame un sándwich.
Era fin de semana. Mis padres aún no llegarían hasta el siguiente día.
Tomé una larga ducha, me puse un pantalón de chándal y una sudadera, el perfecto uniforme para estar en casa.
Mi habitación estaba echa un desastre, por primera vez decidí poner orden, si empezaba con las cosas materiales después podría ir por las que afectaban a mi vida.
Tomé las prendas esparcidas por el piso y las puse en el cesto de la ropa sucia, barrí el piso y tendí debidamente la cama. Una hora después parecía más despejado y todo en su lugar. Mamá estaría sorprendida cuando llegara.
Revisé el celular una vez más. No había nada.
No era como si estuviera esperando que me llamara o algún texto suyo, puede incluso que estuviera molesto o el verme en ese estado, lo había apartado.
Suspiré y me recosté sobre la cama con el teléfono en mis manos. De pequeña había llenado el techo de pequeñas estrellas que brillaban en la oscuridad por la noche.
Si no tenía las estrellas las buscaría yo misma.
La pantalla iluminada seguía igual de vacía que hace unos minutos y de pronto una idea me cruzó la mente. ¿Si lo buscaba en redes sociales acaso encontraría su perfil?
No sabía mucho de él, pero había aprendido que sabía ayudar a las personas incluso en las peores situaciones, aún cuando no se comportaran de la mejor forma, él seguirá estando ahí incondicionalmente. Podría ser un arma de doble filo que muchos utilizarían en su contra o para su aprovechamiento.
Saqué el ordenador y puse su nombre en el buscador, los perfiles aparecieron pero ninguno coincidía con él.
Busqué entre los amigos de Alec y lo encontré. Una foto suya en blanco y negro con la guitarra apoyada sobre sus manos llamó mi atención. Lucia atractivo, de perfil, la nariz respingada y su cabello esparcido resaltaban, lo único malo de la foto es que no se podía apreciar el tono de sus ojos.
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Los días que pasé junto a ti (COMPLETA)
RomanceLos dos trataban de juntar los pedazos rotos que habían quedado de su pasado. Zedd estaba dentro de una banda de rock, siendo el cantante principal y una estrella prometedora, sumergido en sus propios pensamientos junto con su guitarra y un secreto...