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BLAIR

Las hojas el pequeño libro entre mis manos se arrugaron.

Habían quedado dobleces en todo su alrededor, el lomo estaba roto, algunas páginas rasgadas y rayadas con marcadores o plumas para destacar los fragmentos más importantes. La portada estaba deteriorada y carcomida por el paso de los años.

A pesar de todos sus defectos me fijé más en su interior. Aquellas páginas que me transportaban a otro lugar, uno en el que me sentía libre, plena y feliz.

El olor a pasto recién regado y tierra mojada impregnó mis fosas nasales. Los campos habían sido regados recientemente.

El libro seguía siendo poco entendible, pero una historia tranquilizante para todo el caos que estaba en mi interior.

La banca a lo lejos de las gradas del campus era mi única compañía en ese momento, tratando de comprender las palabras en esa pequeña letra a lo largo de las hojas.

Los pasos interrumpieron mi concentración cuando levanté la mirada y vi aquel par de ojos azules.

─Hola.

─Hola.

Su aspecto era uno más cansado de lo habitual, las ojeras lo acompañaban esta vez.

─Seré directo─ se relamió los labios y tomó una bocanada de aire para continuar─, también estaba en el parque─ pausó─, lo vi todo Blair. Sé que no será de tu agrado pero incluso te seguí a casa después.

Cerré el pequeño y débil libro de un golpe que tal vez perjudicaría aún más su estado. La conversación no estaba yendo por un buen camino.

─ ¿Me seguiste?– cuestione con enfado a lo que Zedd tensó sus hombros.

─Quería comprobar que llegaras a salvo a casa. Sé que no me incumbe, pero lo presencié. ¿Quién era esa persona y por qué te pusiste de ese modo?

─No te interesa.

Me levanté para comenzar a guardar las cosas que había puesto sobre la banca lo más rápido posible dentro de la mochila.

─Solo si tú quieres hablarlo...

─No. No es algo de lo que quiera hablar.

─Blair necesitas hacerlo, sacarlo de ti...

─ ¡NO!─ interrumpí con un tono más alto que salió involuntariamente─ Es un asunto que no te debería interesar. Además... ¿Qué es todo esto eh? Primero me odias por no valorar tu invitación y ahora te preocupas por mi ¡¿Qué es lo que quieres Newland?!

─ ¡Solo estoy intentado ayudarte!

─Pues gracias pero no necesito tu ayuda.

─ ¿Y qué ganas alejando a la gente de ti?

Voltee a verlo boquiabierta.

─ ¡¿Disculpa?!

─No te das cuenta que evades los problemas guardándolos en tu interior, torturándote a ti misma sin poder gritarlo como se debe.

Me acerqué con pasos decididos y él no se apartó ni un centímetro.

─ ¿Y qué es lo que ganas tú diciéndome qué es lo que debo hacer?─ clavé un dedo en su pecho reclamando con mis palabras.

─Sacarte de la maldita burbuja en donde te has aislado. Estás tan enfocada en apreciar la vida de los demás que te has olvidado de la tuya.

Guardé silencio sin poder seguir alegando, pues en el fondo sabía que tenía la maldita razón.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora