ZEDD
Los días en que la inocencia estaba intacta y aun no podía descifrar cada una de las señales que me había dejado.
El hombre se alejaba de espaldas.
Salí corriendo de la casa por la puerta que llevaba a la cochera.
─ ¡Elías!─ llamé─ espera, aun no partimos el pastel.
Mi cumpleaños número diez. La emoción emanaba de mí por soplar las velas del pastel y después abrir los regalos que estaban apilados en una mesa.
Toda la casa decorada con serpentinas y globos de colores que hacían sentir más vivo el lugar.
Retrocedió unos pasos y se puso de cuclillas para estar a mi altura.
Mostró una sonrisa de lado con un ápice de amargura y me apartó el cabello que caía por mi frente, suspiró y buscó en la bolsa de su pantalón.─Dame tu mano─. Pidió.
─ ¿No me vas a poner algún insecto como el otro día cierto?─ pregunté y el meneó la cabeza tomando mi mano por su cuenta.
Dejó el artefacto en mi palma y la cerró antes de que pudiese verlo.
─Es para que la uses en uno de esos tantos conciertos que das por la sala─. Sonrió con pesadumbre.
─ ¿Por qué tienes que irte justo ahora? Aun quería cantar una canción contigo.
─Tengo que hacerlo.
─Quédate, es mi cumpleaños─. Los ojos se me escocieron y las lágrimas mostrando sensibilidad amenazaban por comenzar a deslizarse sobre mis mejillas.
Pareció como si el corazón se le estrujara y sabía que estaba dando todo de sí mismo para no quedarse, entrar a la casa y que los dos comenzáramos a cantar una canción a la guitarra como cualquier tarde en su casa.
─No puedo, lo siento─. Dijo melancólico.
─ ¿Vendrás el fin de semana para practicar en "la roja"? He aprendido una nueva serie de percusiones para que te sientas orgulloso─. Dije sabiendo que el brillo de mis ojos se hacía presente.
Soltó mi mano, aun estando en puño y se inclinó a darme un fuerte abrazo y revolverme el cabello con una mano.
─Cuídate Zedd─. Susurró con un nudo en la garganta.
Se levantó y no volvió a mirar atrás antes de subir a su auto y arrancar para perderse entre el camino.
Bajé la mirada hacia mi mano aún apretando lo que había puesto en mi palma. La abrí poco a poco, temiendo que me hubiera jugado otra de sus tantas bromas en donde el estómago me terminaba doliendo de reírme tanto.
Una plumilla azul. Tenía grabado mi nombre en la parte de enfrente con un marcador negro indeleble a pulso y por detrás un mensaje grabado en letras doradas.
"Las estrellas también necesitan de la oscuridad para resplandecer"
La apreté en mi mano y me la llevé al pecho atesorándola. Había sido el regalo más pequeño y el que más significado tomaría.
Entré a la casa buscando a mi madre, listo para partir el pastel de chocolate y soplar las diez velas para pedir diez distintos deseos.
Escuché como los gritos subían de tono y me percaté que todos los invitados habían salido por la puerta principal y ahora solo quedábamos los que habitábamos la casa.
─ ¡¿CÓMO SE TE OCURRE INVITARLO?!─ la voz de Andrew resonaba por todo el salón mostrando su enojo.
─ ¡Zedd quería que estuviera aquí! No puedes ser tan injusto, es su cumpleaños─. Reclamó mi madre.
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Los días que pasé junto a ti (COMPLETA)
Storie d'amoreLos dos trataban de juntar los pedazos rotos que habían quedado de su pasado. Zedd estaba dentro de una banda de rock, siendo el cantante principal y una estrella prometedora, sumergido en sus propios pensamientos junto con su guitarra y un secreto...