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ZEDD

No había podido quitar el sabor de su boca, no había podido olvidar el roce de su piel sobre las yemas de mis dedos, confirmando lo tersa que era. El rubor que había subido por sus mejillas, su rostro cerca del mío en donde compartíamos las mismas respiraciones, el brillo de sus ojos iluminados por la luz de la luna, las ligeras pecas casi invisibles esparcidas por toda su nariz, el tacto de sus manos envolviéndose en mi cabello y la mejor parte: sus labios moviéndose al compás de los míos.

Sus celos habían despertado algo incapaz de comprender en mí. Blair se pensaba todas las cosas con detenimiento excepto por esta vez.

Quería contenerme después de confesar lo que sentía por ella, no aspiraba que fuera apresurado ni incomodo, pero las ganas de poder saborear un beso suyo hicieron que mandara todos esos pensamientos a un callejón sin salida en donde había decidido tomar el riesgo y besarla en medio de la calle fría. Y la mejor parte fue cuando me respondió de la misma manera.

El momento no dejaba de repetirse en mis pensamientos por más que tratase de evadirlo, incluso el ruido de las sirenas acercándose, correr huyendo por las consecuencias de ser atrapado y saltar la cerca como única salida fue incapaz de distraerme sobre lo que había pasado. Aún recuerdo el cosquilleo recorriéndome por la espina dorsal cuando la tomé por el rostro y la besé.

Lyra llegó unos minutos después de mi a la casa acompañada de Connor, la había salvado de que en su primera salida terminara pasando la noche en la comisaria.

─Fue una gran noche a pesar de que te largaras─. Reclamó la rubia.

─Estuviste bien acompañada...─ repliqué con ironía.

Había notado la mirada del rubio cuando Lyra llegó a la puerta de la casa. Pasó la noche hablando con ella y soltando chistes sin sentido que solo a mi prima le causaban gracia.

─No seas pesado Zeddy─. Puso los ojos en blanco mientras sacaba la leche del refrigerador y se servía un vaso.

─Podría presentártelo como se debe─. Reí por estar molestándola.

Sabía que Connor era un buen chico, el único que dejaría que se le acercase en otro interés a Lyra. La parte de hermano sobreprotector algunas veces salía a flote cuando la rubia me contaba por mensajes que tenía una que otra cita con algún chico de su edad, ninguno llegaba a ser aprobado por mí y eso le irritaba a ella. Se quedó unos segundos en silencio y bebió un trago del vaso.

─Me ha pedido mi número ayer...y se lo he dado.

Abrí los ojos con sorpresa. En el pasado Connor nunca había demostrado sus intenciones hacia Lyra.

─ ¿Y te ha mandado mensaje?

Sacó el celular del bolsillo trasero de su pantalón y me mostró la pantalla en donde salía un mensaje de mi mejor amigo.

─Me ha invitado a salir esta tarde.

─ ¿Y has aceptado?─ cuestioné y ella asintió─. Pues lo siento por él.

─ ¡Zedd!─. Se quejó dejándome un golpe con más fuerza de la que esperaba en mi brazo mientras yo soltaba una carcajada.

─Ve con él, es un buen chico─. Le aseguré.

─ ¿Tú crees?

─Lyra, es mi mejor amigo. No dejaría que nadie se acercase a ti si supiera que te hará daño.

Asintió con una sonrisa y después abandonó la concina aún concentrada en su propia mente.
Tomé las cosas que necesitarías para ir a clases y las llaves del auto. La llamada entrante iluminó la pantalla del auto y presioné sobre el botón verde respondiendo.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora