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BLAIR

El teléfono estaba entre mis manos, tan solo tenía que presionar sobre su nombre y llamarlo, disculparme y tratar de que las cosas se arreglaran. No había recibido ni una llamada de su parte, ni yo me atrevía a hablarle. Éramos unos idiotas orgullosos y testarudos que no tenían iniciativa.

Me ajusté la coleta con rabia y tomé asiento en el comedor de mi casa. Mi padre estaba delante de mí con los labios entre abiertos buscando las palabras y mi madre se concentraba en terminar su comida en silencio.

─ ¿Te gustó la ensalada?─ preguntó la mujer llamando mi atención desviada.

─Si.

Un silencio incomodo invadió la mesa.  Papá suspiró y aflojó su corbata haciendo notar la tensión.

─Blair, tenemos buenas noticias─. Anunció papá posando su mano encima de la de mi madre regalándole una pequeña sonrisa.

Levanté la mirada incitándolo a que lo contara.

─Me han ofrecido trabajo─. Dijo nerviosamente─. Ordené todo y pedí que me dieran oportunidad en Alemania, nuestra familia nos recibirá en lo que encontramos un lugar para vivir. El trabajo está cerca de tu nueva escuela, perece que todo ha encajado.

Suspiré y me llevé un bocado más saboreando sus palabras.

─ ¿Nos iremos?

Los dos se miraron entre si algo tensos.

─Cariño solo queremos que vayas a la escuela que tanto has deseado, velo como un nuevo comienzo─. Papá trato de convencerme.

Me sentía entre la espada y la pared. Por una parte quería irme, dejar todo atrás, comenzar desde cero y por una vez complacer a mis padres, pagándoles aquella deuda de cuando los hice sufrir tanto. Mientras que por otro lado me impedía a seguir, y sabía que era por una persona, por él.

─ ¿Desde cuándo te lo han ofrecido?

─Ayer por la tarde. Tu madre y yo platicamos las cosas y concluimos en que sería lo mejor─. Suspiró y tomó mi mano apretándola con suavidad─. Blair sé que no hemos vivido el mejor momento estas últimas semanas y tal vez no quieras hacernos caso, pero toma esta oportunidad por favor. Te arrepentirás si no vas, es tu sueño y solo queremos verte cumpliéndolo.

Se situó a un lado mío y me miró a los ojos. Daba igual cuantas veces lo negara y me opusiera, sabía que la respuesta solo era una y después de tener el alma destrozada los últimos días tomé la decisión de acceder.

Accedí por ver la sonrisa de mi familia en Alemania una vez más, por estar junto a mis padres y hacerlos orgullosos de lo que lograría, por estar con las dos amistades más sinceras compartiendo el mismo rumbo y por mí. Por fijarme en mi vida y hallarme a mí misma.

─Iré.

Mis padres se acercaron a rodearme en un abrazo que se sintió completo. Los había echado de menos, contar con su apoyo y tener el cariño de todos los días como era antes.

Sabía que las cosas no estaban bien en mi cabeza, ni en mi corazón. Tendría que arreglar los pedazos que se habían esparcido para poder reconstruirlo, pero me dolía el proceso.

Tenía una esperanza en que halláramos la forma de solucionarlo y encontrar una alternativa para seguir con lo nuestro. Podía viajar cada fin de semana a verlo, ver esa sonrisa que me hacía destacar los colores del mundo y quererlo a un lado mío. Existía un a posibilidad y yo estaba dispuesta a luchar hasta que mis pies se cansaran de tanto correr tras ello.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora