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BLAIR

La luz del sol se colaba por las cortinas de mi habitación.

Me incorporé tallándome los ojos, dejando un rastro de maquillaje de la noche anterior manchando mis nudillos. Sonreí al recordar cada una de las cosas que pasaron en el cumpleaños de aquel chico. Como cantamos a todo volumen canción tras canción. El cómo su sonrisa se incrementó y los ojos le brillaron cuando apagó las velas del pastel.

Y a la vez me percaté que el verlo feliz me hacía feliz a mí de una manera inexplicable.

Mi celular se había descargado completamente hasta quedar apagado. Tomé el cargador y lo conecté en el enchufe junto a mi cama antes de bajar a buscar algo de comer.

Toqué el primer escalón cuando escuché que la voz de papá subía incrementando el tono mientras mamá trataba de calmarlo. Imaginé que solo sería una pequeña discusión, hasta que por fin bajé y vi el rostro de mi padre con la frustración y agobio plasmados en su rostro. Se tiraba del pelo mientras caminaba de un lado a otro y aflojaba la corbata como si la misma tela lo estuviera asfixiando.

─ ¿Pero qué es lo que te han dicho?─ preguntó mi madre afligida.

─Que el único responsable era yo y si algo salía mal todo el peso caía en mi ─. Papá explicó con la mandíbula tensa.

Jamás lo había visto asi de preocupado y enfadado.

─ ¿Qué pasa?─ cuestioné.

─Blair, deja que tu padre y yo lo arreglemos por favor─ mamá se acercó con intensión de mandarme de regreso a mi habitación y no escuchara aquella conversación, pero papá replicó.

─Está bien Lauren, déjala que escuche.

Los tres tomamos asiento en la sala. Papá sacó varios papeles del maletín y los esparció en la mesa de centro examinándolos uno a uno.

─Toma este, apártalo de los demás─ indicó pasándome un documento el cual reconocí inmediatamente, pues nos lo había leído una y otra vez aquel día en de la cena mientras lo redactaba.

─ ¿Alguien podría explicarme que es lo que está pasando?

Papá dejó salir el aire que estaba conteniendo para después volver a tomar una bocanada y sentarse junto a mi madre quien tomó su mano mostrando apoyo para calmar sus nervios.

─Recibí una llamada por la mañana de los dos empresarios con los que cerramos aquel acuerdo ¿Lo recuerdas?─ asentí─ Compraron las acciones que estaban a mi cargo. No debían venderse, eran una parte crucial del acuerdo entre las dos empresas. Ese porcentaje estaba destinado para el futuro.

─ ¿Cómo es que lo han vendido sin tu autorización?─ mamá frunció el ceño al no entender la situación al igual que yo.

─Mi firma ha aparecido en el documento, por supuesto que es falsificada. Todo el tramite lo ha hecho otra persona, debió ser alguien de la misma oficina que ayudara a hacer todo a escondidas─ agachó la cabeza con culpabilidad─ Me han dicho que estaré despedido y no podré regresar a trabajar.

Mamá y yo nos miramos, ella lucía tensa aunque en todo momento trataba de mantener la calma.

─Querido podrías probar hablando con la persona a quien le han vendido ese porcentaje. Tendrías oportunidad de volver a comprárselo─ mamá trataba de encontrar una alternativa a pesar de que papá veía un pasillo sin salida.

Él pareció tensarse aún más y apretó los puños.

─Ese es el problema─ se inclinó sobre la mesa y sacó uno de los papeles que parecían ser copias.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora