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BLAIR

Los correos estaban llenos, las invitaciones mandadas junto con los nombres de cada invitado plasmado en relieve al costado del sobre. Lo único que faltaba era esperar a ver a mi madre cruzando el pasillo vestida de blanco y a mi padre en espera de la mujer que había amado durante los últimos veinte años.

Mi madre había encontrado el vestido de novia en una tienda de modistas.
Ahora solo faltaba saber que me pondría yo para el día esperado.

Tory y Lyra se ofrecieron a acompañarme en la búsqueda del vestido adecuado. La menor de las tres se había emocionado bastante después de que también la invitara al evento.

Llegué a la plaza comercial en donde habría varias tiendas para tener distintas opciones en caso de no encontrar nada.

─ ¡BLAIR!─escuché que las dos gritaron al mismo tiempo con una voz chillona.

Las dos chicas podrían ser bastante escandalosas estando juntas.

Voltee hacia su dirección y las dos estaban sentadas en una banca junto al barandal moviendo las manos exageradamente por encima de su cabeza para que las pudiera localizar aunque solo estuvieran a un metro de distancia.

Se levantaron y las dos me estrujaron en medio de un abrazo mostrando su afecto.

─Estamos listas para buscar ese vestido espectacular─. Dijo la rubia con una gran sonrisa presumiendo el nuevo color de gomillas en sus frenillos.

Entramos a nuestra primera tienda en donde las dos chicas me mostraban uno y otro vestido.

Tory salía y entraba del probador rápidamente mientras que yo apenas me probaba uno y encontraba lo mínimo para que fuera rechazado. El color no me convencía, el largo era muy exagerado, muy informal o demasiado formal, muy brilloso, muy sencillo y miles de cosas que impedían que lo comprara.

Lyra se probó tres modelos y el cuarto lo rechazó porque se había agotado de meterse en una y otra prenda.
Se decidió en comprar uno azul con tirantes que le quedaba muy bien y ni siquiera le tendría que hacer ajustes.

En la tercera tienda Tory encontró el suyo. Un color esmeralda que combinaba con sus ojos y la falda le daba vuelo cuando daba vueltas. Lo aprovecharía para bailar toda la noche hasta que le dolieran los pies del cansancio.

Una y otra tienda más en donde las trabajadoras resoplaban cansadas de que no comprara nada y seguía sin convencerme alguno. No quería comprar cualquier vestido, tendría que ser uno especial y me diera la seguridad necesaria para después montarme en los tacones de diez centímetros que no estaba acostumbrada a llevar.

Las tres nos dejamos caer en un banco, cansadas por probarnos distintas prendas. Me estaba desesperando, aunque aún tenía tiempo para decidirme por cual compraría.

─Blair no creo que lo encontraremos hoy─. Dijo Tory sobándose el cuello con una mano.

─ ¡No puedo creerlo, hemos recorrido todas las tiendas de la plaza y no hay nada que me convenza!

─Eres muy difícil para decidirte─. La morena bufó y se recargó en el barandal.

─Ya verás que lo encontraremos Blair, tiene que estar por allí─. Lyra extendió una mano y me apretó un hombro tratando de darme ánimos.

─Necesito entrar a esa tienda. Últimamente se me han perdido los sujetadores que me quedaban bien─. Tory señaló el lugar y las tres nos encaminamos a entrar a la tienda de lencería.

En otra ocasión años atrás me habría avergonzado por entrar a dicho lugar, aunque había aprendido a dejar los prejuicios atrás y no tomarle importancia a algo completamente normal.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora