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BLAIR

Había estado despertando en distintos espacios, tantos que creía que algún día el corazón se me saldría de las manos y lo único que quedaría serían cenizas. Cenizas que no podría juntar y apilar para reconstruirlo.

Él lo veía de una forma distinta.

Podría creer que el corazón era diminuto y de cristal, en el que no importaba cuántas veces cayera y se rompiera por su fragilidad, cuantos miles de pedazos se esparcieran o todo el desastre que causaría reunirlos uno por uno, siempre había un pegamento para volver a unirlo y ser el mismo que era antes.

Bajé los escalones uno a uno sintiendo lo frio del suelo recorrer mis pies descalzos.
Tomé la jarra de café recién hecho. La cocina estaba inundada del olor de la cafeína.

─ ¡Mierda!─ solté cuando el líquido se esparció por la encimera cuando intenté servirme en una taza.

─ ¡Blair! no digas esas palabras─. Espetó mi madre pasándole el plato del desayuno a mi padre.

Limpié la mancha de la mesa y arrojé la servilleta al bote de basura.

─Saldré esta tarde, puede que no llegué a la cena.

─ ¿Con quién?─ cuestionó mi padre tomando un bocado.

─Con Zedd.

─Me agrada ese chico, tienes permiso de mi parte─. Se concentró en su comida y me crucé de brazos frente a él enarcando una ceja─. ¿Qué?

─ ¿Dónde quedó el Christopher sobreprotector de siempre ah?─ cuestioné con una ligera risa.

─Es solo que me parece un buen chico, eso es todo─. Lo miré entrecerrando los ojos sabiendo que no era la única razón─. ¡Bien me descubriste!─ levantó las manos dejando los cubiertos a un lado del plato─. Lo conocía desde antes.

─ ¡¿Qué?!

─He tenido varios negocios con Andrew cariño. Llegué a conocer a sus dos hijos de pequeños, es obvio que él no me reconoce pero sé que es un buen chico, o al menos quiero pensarlo. No creas que habría sido tan fácil ganarse mi confianza desde un principio.

Volqué los ojos por el "simple" detalle que mi padre no me había contado antes.

─ ¿Entonces se la ha ganado eh?

Él desvió la mirada y se encogió de hombros tratando de ocultar una sonrisa. Se levantó y dejó el plato en el lavaplatos.

─Tendré que salir la próxima semana de la ciudad para arreglar todos los pendientes antes de la boda.

─ ¿Cariño, estás seguro que no necesitas que te acompañe?─ le preguntó mi madre y él negó tranquilamente.

─Los inversionistas del negocio que cerramos en la cena quieren hacer uno que otro acuerdo más. Lo tengo todo bajo control, no te preocupes─. Se acercó y le dio un beso en la frente a mi madre.

Agarró el maletín y tomó el jugo que quedaba de su vaso en un trago.

─Sal con ese chico y mándale un saludo de mi parte.

─Lo haré.

Me dio un beso en la mejilla despidiéndose y salió por la puerta.

*:・゚ *:・゚ *:・゚ *:・゚

Zedd estacionó el auto y tocó el timbre de mi casa. Esta vez entró debidamente por la puerta. Saludó a mi madre y ella estuvo contenta de verlo una vez más.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora