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BLAIR

Las dos manos me tomaron firmes haciendo presión en mi brazo izquierdo arrastrándome hacia el interior de un coche, el agarre fue fuerte y sentí la sangre acumulada en las venas que después dejarían una marca en poco tiempo, un moretón seguro.

Abrí los ojos de golpe y aparté las manos empujándolas rápidamente. El chico junto a mí en el asiento trasero se quedó perplejo cuando notó mi expresión, seguro había palidecido.

─ ¡Joder Alec!─Zedd replicó─ ¡No seas tan brusco!

Fue hasta ese instante que caí en cuenta que estaba dentro del auto de Zedd con él en el asiento del conductor y Alec a un lado mío.

Me sobé y levanté la manga de la blusa color vino que usaba ese día. El área estaba completamente roja. El rizado se acercó algo asustado por ver lo que había causado.

─ ¡Auch!─me quejé tanteando la parte que palpitaba.

─ ¡Casi le arrancas el brazo idiota!─ dijo desde el asiento delantero.

─Es que tienes muy pequeños los brazos Blair─. Colocó una mano en mi hombro tratando de reconfortarme─ lo siento.

─No vuelvas a hacer eso en tu maldita vida─ lo señalé─ ¡casi me da un infarto!

─Iremos a mi casa y te pondrás hielo.

─ ¿Si quiera me has preguntado si quiero ir?

─Mi madre compró pizzas y Zedd nos llevará en su auto.

El chico sonrió por el espejo retrovisor. Era la segunda vez consciente que estaba en su coche y lucía mucho más pequeño de día.

─Allá esta Tory—señaló por el parabrisas y se inclinó en medio de los asientos delanteros.

Extendió su brazo hasta pitar varias veces el claxon. Mi amiga volteó en nuestra dirección y no tardó en subirse al lugar que quedaba a un lado mío.

─No los vi en todo el día─. Habló la chica.
Llevaba los libros apretados contra el pecho y el cabello en una coleta con los mechones despeinados.

─Iremos a mi casa a ver unas películas ¿te vienes?

─ ¡Claro!─ su entusiasmo se notaba siempre. No entendía como las personas podían trasmitir esa vibra de felicidad y armonía a su alrededor, hasta a mí se me contagiaba.

─No podré quedarme mucho tiempo─ voltee avisando al dueño de la casa.

─No te preocupes, seguro Connor será el primero que se excuse con ir a terminar sus tareas.

Zedd arrancó el carro y encendió la radio subiendo el volumen. No apartaba la vista del camino pero en algunos momentos podía notar que nos miraba por el retrovisor.

Los cuatro bajamos cuando llegamos a casa de Alec. Se parecía en gran parte a la mía por el jardín delantero, excepto que la de él tenía un porche y estaba ubicada en un vecindario más transcurrido, en donde los vecinos estaban a dos metros de distancia entre casa en casa.

Cuando entramos, la primera imagen que tuvimos fue a Evan y Connor, los controles de videojuegos conectados a la pantalla y ellos sentados en el piso con un montón de cajas de pizza a su alrededor.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora