2; primer bloque

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El Timbre sonó finalmente

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El Timbre sonó finalmente.

—Eso es todo, me retiro, recuerden revisar las páginas 76 y 79 de sus libros ¡Hasta luego jóvenes!— El profesor salió del salón, siendo despedido por varias voces.

El rubio suspiró agobiado, sinceramente no le interesaba terminar la escuela, pero tenía que hacerlo por al menos su padre, pero el hecho de no entender nada desde primaria le acomplejaba demasiado el panorama. Revisó varias veces las extrañas ecuaciones sin saber que mierda hacer.

“—¿De quien fue la puta idea de agregar letras a las matemáticas?.—”

Un reconocido chico se adentró al salón, sacando suspiros de varias chicas que le observaron entrar.

—¿Qué tal va el primer día de escuelita?.— Se sentó en el pupitre vacío del frente, volteándose para observar el agobiado y herido rostro de su hermano.— ¿RinRin? ¿Qué te pasó en el labio? Mierda, tus lentes...— Con sus dedos pulgar e índice le hizo elevar la mirada

—Nada, me caí y ya.— Apartó el rostro, volviendo a ver los imposibles ejercicios matemáticos de su cuaderno.

—Siempre fuiste asqueroso mintiendo...— Suspiró pesadamente.— Oh... Tengo la leve impresión de que el piso que te golpeó tiene cabello rizado.— Observaba sonriendo de lado al Kawata subir su camisa con el fin de que su menor revisara si había algún hematoma.

—Iba a matar a la cosa 1 saliendo del día, pero la cosa 2 dijo algo que me hizo recapacitar.— Murmuró.

—¿Ah sí? ¿Qué te dijo? ¿Te ofreció una mamada para que perdones la vida a su hermano?.— Soltó una risa baja

—Ojalá, pero fue algo más serio y es que no podemos permitirnos que nos expulsen.— Suspiró molesto.— Y eso es para ambos, Ran. Te metes en problemas y yo los buscaré también, pero de que nos vamos juntos de esta mierda, nos vamos juntos.—

—Bien, no te preocupes por ello...— Tomó una de sus trenzas, jugueteando con ellas.— Supongo que sabes quienes son ellos dos ¿No?.—

—Sí, son los gemelos de Meguro...— Susurró.— El mayor es el fuerte, el menor luce patético.— Dió un disimulado vistazo a ellos dos, sobre todo al menor y las expresiones de asombro y neutralidad que daba con su animada conversación con un chico de cicatriz en el labio, pero más observó sus brillantes ojos azules.

—Sí... deja de mirarlo, vas a desgastarle.— Sonrió de lado.— También tienes problemas aquí, no sólo están los de Meguro, también tienes al Invencible Mikey y varios de sus amigos.— golpeó su frente con un dedo.— Así que intenta no ceder a sus provocaciones ni tú se las des.—

—Tch... Lo sé, eso estaba pensando.— Bufó rodando los ojos.— Bien hermano, creo que deberías irte, me incomoda la mirada de tantas zorras clavadas aquí.— Intentó elevar su tono de voz, haciendo que las varias chicas que les observaban comenzaran a murmurar molestas.— Nos vemos en el almuerzo Ran.— Volvió a verlo.

—Por supuesto, RinRin.— Se puso de pie y le sonrió ampliamente.— Suerte.—

—No me digas RinRin aquí, mierda...— Observó a su hermano irse por la puerta trasera del salón, pero quedando desconcertado al ver cómo acariciaba el cabello del mayor de los Kawata y luego seguía con su camino, desapareciendo por la puerta.

Rindō y el grupo alrededor de Nahoya quedó desconcertado, pero aún más el pelinaranja, quien se le notaba bastante molesto.

—Controla a tu hermano hormonal.— Observó a Rindō mientras se tocaba el cabello que fue acariciado.—¿Qué habrá sido eso?.— Murmuró.

—Es su marca, serás su siguiente víctima.— Bromeó.

—Mikey, con eso no se juega.— El más alto le dio un ligero golpe en su frente con sus dedos.

—Quizá sólo sea un juego de él, Ran es conocido por ser menos agresivo y arrogante que el menor.— Hakkai mordió su lápiz.— De todos modos Angry tiene razón, no veo motivo en que nos golpeen o algo, los expulsan de aquí y no tienen otro sitio donde ir a joder.—

—Aún así no sé quien se cree para tocarme el cabello...—

—Nos tocan el cabello todo el tiempo, creí que estarías acostumbrado.— Souya acarició el cabello de su hermano.— Quizás es comprensible, nadie tiene el cabello similar al nuestro.—

—A mi me gusta, es suave y esponjoso.— Chifuyu comenzó a palpar las frondosas hebras celestes del gemelo menor.

—A mi también~.— Mikey se unió a Chifuyu y de un momento a otro tenía a todos palpándole el cabello.

—Oigan, basta, que me toquen el cabello me da sueño.— Murmuró bostezando.

Varios soltaron una risa suave.

—Hermano, ya quita ese ceño fruncido, te tocó el cabello y ya, no te enojes por eso.— Con la punta de su dedo pinchó la mejilla de su mayor.—

—Sí, fue el hecho que específicamente fuera él quien lo tocara...—

El timbre volvió a sonar.

—Bien, volvamos a nuestros lugares...— Suspiró Chifuyu.

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Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora