27; ¿distante?

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—Oye, Sou, lamento lo de ayer

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—Oye, Sou, lamento lo de ayer.— Murmuró, reposando su cabeza sobre la mesa.

—¿Ah?.— Le observó de reojo.— N-no quiero hablar de eso... termina esos dos ejercicios.— Suspiró.

—... Está bien.— Volvió a incorporarse, tomando su lápiz dispuesto a continuar.

Quizá se sintió mal por contestarle tan cortante.

—Has... avanzado mucho, me pone feliz que mi ayuda te sirva.— No le dirigió la mirada, pero se notaba el color de sus mejillas.

—Oye, el viernes habrá otra fiesta... Y la verdad te iba a mandar un mensaje diciéndote que pasaría por ti de madrugada, pero no sé... ¿Quieres ir? Ya sabes... sin obligarte y eso.— Sus mejillas se calentaron un poco.— Estará Ima y además... prometo no tocarte si no quieres.— Jamás se hubiera imaginado a sí mismo dando promesas de no hacer tal cosa u otra, sencillamente se desconocería en el pasado, cambiando de actitudes y pensamientos sólo para mantenerse cerca de un chico totalmente distinto a él.

—Voy a pensarlo... Pero si llego a aceptar, trata de no hacer escándalo al llegar a mi casa, y quiero que me vayas a dejar antes del amanecer.— Le observó de reojo.

—¿Qué eres? ¿Cenicienta?.— Bufó.

—Cenicienta se iba antes de medianoche...— Rodó los ojos molesto.

—Es la misma mierda... Oye, ya terminé ¿Puedes revisar?.— Deslizó su cuaderno a un lado.

—Está bien, déjame ver.— Comenzó a analizar cada ejercicio, comparando sus resultados con los de Rindō.—¿Qué se supone que es eso?.—

—¿Qué cosa?.— Se acercó a su lado.— Oh, es un 3.—

—Parece un 5...— Frunció el ceño y le observó.

—¿Está bien o no?.— También se estaba molestando.

—Sí, está bueno, los tienes todos buenos.— Suspiró, deslizándole el cuaderno de vuelta.— Ya debería irme.—

—¿Te voy a dejar?.— Sus manos tocaron las contrarias.

—No, gracias.— Las apartó, tomando sus cosas y abriendo el cierre de su bolso, guardándolas.— Nos vemos, mañana te confirmo si voy.—

Rindō hizo un sonido de aprobación.

Souya no de detuvo a verle, simplemente tomó sus cosas y se largó del sitio, dejando a Rindō algo triste, con la cabeza reposada en la cabeza y muy pensativo.

“—¿Ni un beso de despedida?.—”

(...)

Apenas al llegar a casa saludó a Nahoya, quien estaba tirado en el sofá viendo la televisión.

—¿Sou? ¿Eres tú?.— No despegaba la vista de la tele.

—Sí, soy yo ¿Qué tal estás?.— Entro al salón, tirándose en el sillón contrario al de Nahoya.

—Bien, oye ¿Quieres un poco?.— Le extendió un pequeño plato con varias bolitas rosa y verdes.

—¿Mochis?.— Recibió uno, dándole una mordida.

—El idiota de las trenzas me los dió, dijo que era a modo de disculpa por acariciarme la mejilla.— Llevó otro a su boca.

—¿No debería ser al revés? Tú le pateaste.— Terminó de comérselo.

—No me interesa, si no me acariciaba la mejilla eso no pasaba.— Los dejó a un lado de sí.— ¿Qué tal estuvo todo con Rindō?.—

—Bien, ya sabe realizar ejercicios más complejos.—

—Tienes un corazón muy grande, pronto ya deberías dejar de enseñarle, si está por nivelarse con nosotros, puede seguir solo.—

—Ah, sí...— Desvió la mirada, algo apenado.— Quizá es algo agradable a veces.—

—¿A qué te refieres?.— Enarcó una ceja.

—No lo sé, a veces se puede hablar con él...— Sus mejillas comenzaban a colorarse.

Inevitablemente ahí volvían sus recuerdos con Rindō y los besos que se dieron, los momentos de pasión y quizá algo de romance.

—Ah, quizá tengas razón, en fin... Yo confío en ti y si él te agrada es por algo.— Sonrió de lado.— Mamá dijo que llegaría pronto y que nos sacaría a comer fuera.

—¿De verdad? ¿A donde?.— Volvió a verle, notablemente animado.

—Ella decidirá, pero hace mucho tiempo que no comemos los tres fuera.— Se puso de pie.— Puedes sacar otro mochi si quieres.— Su teléfono sonó, salió de la sala y subió rápido las escaleras camino a su habitación.

“—Quiero bailar...—”

La idea nació del que también quiere conocer más gente, a pesar de ser algo tímido se sentía en confianza al lado de Ima, y aún más por el hecho de saber que no lo dejará solo. Quizá también le gustaría volver a bailar con Rindō y sentirse tan bien con la extraña música de esa noche.

Pero el mensaje lo mandaría en la tarde, por ahora sólo deseaba darse una ducha y ponerse ropa cómoda.

Pero el mensaje lo mandaría en la tarde, por ahora sólo deseaba darse una ducha y ponerse ropa cómoda

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perdón si el romance avanza lento, lo hago porque intento adecuarme a las personalidades de todos, no puedo colocar por ejemplo a Nahoya perdidamente enamorado de Ran si su actitud es prácticamente algo contraria.

lo mismo con Rindō, intento hacerlo lo más parecido a su personalidad dominante de "hagan lo que yo quiero y cuando yo quiero" intento darles un desarrollo lento para que tenga sentido.

Y eso, aún asi no se preocupen, ya vendrá el amors y... +18.

Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora