Zarco ; [ Ringry ]

20; extorsión

—A-ah... Lo siento, no sabía que estabas aquí.—

—Tranquilo, la compañía no hace mal de vez en cuando.— Hizo una seña con su dedo.— Acércate.—

Souya dudó un poco, pero realmente no pensaba contradecirle, así que a paso lento quedó a un lado de él.

Ran bajó de los lavabos y se puso de pie, dando una profunda calada a su cigarrillo, mantemiendo el humo en su boca.
Miró al más bajo, tomando su rostro con una mano y de inmediato unió sus labios a los contrarios, traspasándole el humo.

Souya no reaccionó de inmediato, pero la tos sí le hizo retroceder.

—Tienes unos labios muy suaves... ¿Los de tu hermano serán iguales?.— Sonrió de lado, volviendo a aspirar algo de humo de su cigarrillo y tirándolo en el rostro del chico.

—... ¿A-ah?...— Volvió a tocer un poco.— ¿N-nahoya?.—

—Oh, ese es su nombre, yo siempre le decía Smiley...— Tiró el cigarro y seguido lo pisó, apagándolo.— ¿Sabes qué le gusta?.—

—¿A qué te refieres...?—

—Ya sabes... Quiero acostarme con tu hermano, pero no creo que acepte si voy y lo digo, tengo que agradarle y luego seducirlo.— Sonrió confiado.—¿Algo que le agrade? ¿Algún dulce favorito? ¿Una banda de música en particular?.—

Souya le miró totalmente impactado, intentando procesar desde el beso con Rindō, la especie de beso con Ran y ahora la confesión de éste de querer follarse a su hermano.

—...N-no sé... Es decir... No...— Seguía en blanco, las palabras no salían y honestamente no sabía si ayudar al de trenzas con su plan tan extraño.

—Es triste, Ima-chan me prohibió golpearte... Además que Rindō se enojaría conmigo si lo hago.— Sonrió travieso.— Pero tengo algo mejor con lo cual sí vas a querer ayudarme.— Sacó su teléfono del bolsillo, abriendo la galería y reproduciendo un vídeo, el cual mostró al chico.

Alguien de la fiesta había grabado el sensual baile de Souya y Rindō, y peor aún... El beso que ambos se habían dado.

Volvió a verle impactado, si el video llegaba a manos de Nahoya estaría jodido, su respiración estaba irregular y su corazón latía rápido, apartó el teléfono de enfrente suyo e intentó respirar hondo para relajarse.

—¿Por qué tú y tú hermano no nos dejan tranquilos?... Jamás debí aceptar ser el tutor de Rindō...— Murmuró lo último, desviando su mirada apenado.— Desquítate conmigo, golpeame, mátame, lo que quieras, pero no quiero que uses a mi hermano.— Apretó sus puños, intentando mantener la calma.

—Aww... Qué lindo como los Kawata se defienden... Pero hablo enserio, mocoso ¿Qué le gusta a tu hermano?.—

—¿Confías en lo que te diré? podría decirte algo y quizás sea lo que él odie.—

—Ow... tienes razón.— Tomó con fuerza el cabello del chico, provocándole dolor.— En ese caso si Nahoya detesta lo que le daré, me veré en la obligación de drogarlo ¿Ya sabes que con Rindō vendemos narcóticos? Bien... No dudaré en dormir a tu hermanito y darle por detrás hasta que me aburra o lo mate, tú decide.— Mentía, pero no perdía nada en asustarlo un poco, seguido lo soltó, pero rápidamente le dió una patada en el abdomen, haciéndolo caer algunos metros hacia atrás.

—A-agh...— Perdió el aire, intentó incorporarse pero sencillamente era doloroso.

—Sólo voy a seducirlo y le diré que será algo de una noche, no te preocupes...— Mintió.— Así que deja de lloriquear, no voy a usarlo.—

—L-le gusta el mochi daifuku... Y últimamente está pegado con una banda de rock occidental... n-no recuerdo su nombre.— Jadeaba aún el piso.

—Comenzamos a entendernos, ven lindo, dame la mano.— La extendió y Souya la tomó, siendo levantado rápidamente por el mayor, chocando con su cuerpo.

—S-sí...—

—Ya debo irme, mi siguiente clase es bastante agradable.— Soltó al chico.— Así que nos hemos Souwy, gracias por tu ayuda.— Salió del sitio, no sin antes darle una sonrisa.

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