12; miedo

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El día estuvo ajetreado, Miércoles finalmente, mitad de semana y los aires se sentían más amenos

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El día estuvo ajetreado, Miércoles finalmente, mitad de semana y los aires se sentían más amenos. La jornada finalizó y Souya sabía qué significaba eso.

—Yo me voy... Nos vemos Naho.— Abrazó a su hermano mayor.

—Podrías darnos clases a los dos...— Murmuró molesto.— Así no tendrías que estar tanto a solas con ese cuatro ojos.—

—No te preocupes, ya te lo dije, estaré bien...— Se separó del abrazo.— Cuídate en el camino de vuelta, ¿sí?.—

Él asintió.

—Entonces es todo... cuídate tú también, Sou.—

(...)

—Hasta que llegas...— Permanecía sentado sobre la mesa, aún con su bolso ya devuelto en su hombro.

—Lo siento...—

—Hoy no me apetece mucho un repaso, así que acompáñame a algo.— Se puso se pie, jalando del brazo del menor y obligándole a seguirle.

—¡O-oye! ¡no quiero!...— Intentó detener el paso, pero la fuerza contraria era mayor a la suya.

—No hagas tanto escándalo...— Siguió tirando de él hasta llegar al estacionamiento.

Souya dió un jalón bastante fuerte, logrando safarse del agarre del rubio pero lastimosamente cayendo al suelo.

—¿Qué diablos te pas-?.— Nuevamente esos lindos ojitos azul cielo brillantes por algunas lágrimas pequeñas que amenazaban por salir, además de un notorio sonrojo en sus mejillas y su cuerpo pequeño tembloroso.

—N-no quiero...— Murmuró, mordiendo su labio y evitando que éste siga temblando.

—Ponte de pie...—

—Déjame...— Comenzaba a desesperarse, quería huir pero sus piernas no le respondían.

Soltó un bufido bastante molesto y caminó hacia el menor, poniéndose de cuclillas y tomándolo por debajo de los brazos, obligándole a pararse consigo.

—No llores, idiota.— Se separó de su agarre.— No te haré nada, sólo acompáñame a buscar unas cosas a mi barrio.—

—Me das miedo...— Murmuró.— No me gustó que me mordieras la oreja.—

—Te sentí la polla totalmente dura, no mientas.— Rodó los ojos.— Ya súbete conmigo, no te haré nada, lo prometo.— Se montó primero a su vehículo, sacando la llave de su bolsillo y encendiendo el motor.

—Rindō, no quiero irme contigo...— Quizás en un subidón de valentía se aferró con fuerza su bolso, dando media vuelta y caminando rápido en dirección a la salida.

“—¿Por qué te vas?...—”

Cerró sus ojos intentando mantener la calma y respiró varias veces evitando no ir y llevárselo a la fuerza.

Echó la cabeza hacia atrás, pensativo y esperando que el peliazul tomara algo de distancia y pudiera salir sin asustarle con su motocicleta.

“—Enano... No quería que te fueras...—”

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Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora