57; trato II

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La herida de su vientre estaba cerrada por suerte, y claro, tres meses eran suficientes para que se recuperara bien de la lesión

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La herida de su vientre estaba cerrada por suerte, y claro, tres meses eran suficientes para que se recuperara bien de la lesión.

Después de un tiempo salió de alta, pero debía volver cada cierto tiempo a terapias, después de todo también estuvo tres meses postrado y su cuerpo había perdido algo de fuerza y capacidad.

Pero era lo de menos, después de todo el día de su alta Souya llegó a él con una bufanda en sus manos, estaba nevando y el frío claramente abundaba.

Corrió hacia el menor y lo abrazó con fuerza, separándose para besarle con pasión en los labios.

—¡R-rin!.— Se apartó tímidamente, después de todo seguían en un sitio público.

—Lo siento, bebé.— Besó su frente y sintió que algo presionaba su estómago, eran las manos del menor entregándole algo.

—Ten...— Susurró.

—¿Y-y eso?.— sus mejillas tomaron color.

—Cuando estuviste en coma tuve que buscar un modo de distraerme del dolor.— Murmuró.— Mitsuya me enseñó a tejer y... aprendí.— Su rostro también tomó color.— Hice esto para ti.— Se la entregó, una bonita bufanda de lana purpura oscura, suave y caliente.

Le fue imposible no sonreír y volver a abrazarlo con fuerza, se apartó y se inclinó un poco, dejó que él rodeara su cuello con la prenda, seguido le robó un corto beso en los labios y volvió a abrazarlo con fuerza.

Su pecho se sentía tan caliente y vivo a su lado, queria estar toda su vida sintiéndose así.

¿Pero se podrá? Nuevamente esa punzada en su pecho por el tema de separarse de él.

Verle nuevamente sus ojos celestes brillar con fuerza y sus mejillas de un tierno tono rosa sólo le incitaban a seguir adelante con su plan, tiene que hacerlo a como de lugar.

Es caprichoso y no se la dejará tan fácil al destino.

Llevó al menor a su residencia con el fin de poder cenar con él y pasar tiempo juntos.
Ran no quiso acompañarlos por el hecho de mantenerse firme con su pensamiento y no queria problemas o peleas frente a Souya. Después de todo también debe admitir que siente algo de envidia de la bonita relación de su hermano, pero más se feliz se siente de verlo tan enamorado y correspondido.

Nahoya sólo lo mandó a la mierda.

Rindō durmió con Souya esa noche, sin sexo ni nada... Quizá un par de besos subidos de tono, Souya de verdad lo extrañaba de todas las formas posibles pero no quería que Rindō hiciera mucho esfuerzo ni nada parecido.

Durmieron juntos, abrazados toda la noche sintiendo con plenitud los latidos del otro y sus suaves respiraciones.

Como el jodido cielo.

Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora