30; deseosos

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Dejó lista su ropa desde ya, todos estaban durmiendo a esa hora

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Dejó lista su ropa desde ya, todos estaban durmiendo a esa hora. Rindō le mandó un mensaje diciéndole que ya iba saliendo del sitio camino a su hogar, que se preparara.

Revisó la hora; 00:54 AM.

Quitó su pijama y se puso lo que eligió para su salida secreta.
Unos pantalones negros ajustados con las rodillas rajadas, una camisa de tirantes grande color blanca, algo vieja, así que le hizo un par de hoyos para que se viera algo más acorde a la temática de la fiesta y unas botas negras altas estilo militar algo desgastadas.

“—Supongo que es lo más parecido a lo que ví que usaban allí...—”

Se puso una chaqueta de cuero negra encima, el viento afuera si estaba helado y no quisiera tomar un resfrío. Su teléfono volvió a sonar, era un mensaje de Rindō, ya estaba a la vuelta de la cuadra.

Tomó aire e intentó relajarse, salió de su cuarto cargando únicamente su teléfono, bajó las escaleras en silencio y del mismo modo salió de su hogar.

Caminó lento hasta llegar a la esquina, y desde ahí comenzó a ir a paso rápido, dando vuelta a la cuadra, encontrándose con el rubio sentado en su motocicleta.

Ambos se miraron por un momento y se saludaron con la mano.

Rindō lucía bastante atractivo con su ropa, una camisa ajustada a tirantes de color negro, unos pantalones cuadrillé rojos y zapatillas con caña de color verde intenso, no llevaba chaqueta, al parecer el frío no le molestaba.

—Oye, te traje un regalo...— Susurró, sacando de su bolsillo unas cadenas plateadas.— Son para tus pantalones y una es para tu cuello... ya sabes, para que vayas más en onda.— Se las entregó, siendo recibidas por el menor.

—¿D-de verdad?.— Pareció observarlas, eran bastante lindas.— Gracias...—

—Vamos, póntelas, luces bastante bonito hoy.—

Sus mejillas se coloraron y rápidamente se colocó ambos accesorios, la cadena doble con detalles de alfileres de ganchos en su pantalón, y la cadena simple en su cuello.

—Te quedan geniales, ven, ahora súbete, la pasaremos muy bien hoy.—

(...)

El viaje fue bastante silencioso, Souya se sentía algo nervioso de abrazar y sentir con sus dedos los marcados y duros abdominales del rubio, Rindō por su parte gozaba del abrazo, sintiéndose feliz durante todo el trayecto hacia la abandonada residencia en medio de la nada.

Apenas llegaron, estacionaron y se bajaron Imaki fue corriendo a abrazar a Souya, elevandolo entre sus brazos y dando vueltas con él

—¡I-ima!.— Sus mejillas se coloraron, la chica lo bajó y pudo verla bien.— ¡Ah! Te rapaste el cabello.— Observó la nula cantidad de pelo a los lados laterales de la fémina.

Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora