Zarco ; [ Ringry ]

40; película

Era de esperarse que el ambiente entre ambos sea más agradable, Rindō jamás se había imaginado estar tan feliz por estar con Souya, aunque su contacto seguía siendo poco, en clases disimuladamente intercambiaban miradas o se mandaban papelitos con mensajes.

Souya aún tiene sus dudas, y es obvio, nunca en su vida ha experimentado lo que es una relación ni menos lo que es el amor fuera de la familia. Pero confía en Rindō, ve su esfuerzo en dejar sus malos hábitos con él, la agresividad, los golpes o no tomar en cuenta su palabra lo va reemplazando por hablar en un tono más ameno, con besos en la mejilla cuando nadie los ve o caricias en su cabello, a veces le cuesta que le lleven la contraria, pero siempre ha sido parte de su personalidad aunque intente cambiar siempre estará ahí esa parte de él.

Ran por su lado no ha tenido nada de suerte, intenta hablar con Nahoya y éste ni siquiera lo ahuyenta, simplemente finge que no existe.

—¿Qué harás ahora?.—Rindō masticaba la bombilla de su jugo, sentado en el pupitre delantero al puesto de su hermano.

—No tengo la menor idea...— Murmuró desviando la mirada.

—¿Qué es eso?.— Sacó un sobre bajo los cuadernos de su hermano.— ¿Una carta de amor?.—

—Siempre que salgo y vuelvo hay una en mi mesa.— Bufó.— No me interesan...—

—Tienes a medio instituto a tus pies pero sólo te estresas por Nahoya.— Sonrió de lado.— Creo que debería ir pensando en qué pedirte durante toda una semana.—

—No pienses que me enamoré.— Golpeó su frente con dos dedos.— No estaré tranquilo hasta conseguir lo que quiero.—

—Te vas a terminar obsesionando...—

—En tus sueños...—

(...)

Miércoles, al fin.

Rindō le había dicho a Souya por mensaje de texto que esperaba que salieran juntos a algún lado, que era sorpresa.

Dudó por un minuto, la última vez que dijo eso acabó en una casa abandonada lleno de drogadictos y música electrónica.

Pero ya qué, también quería poner de su parte como lo prometió e intentó mantenerse en calma. Le dijo a Nahoya que saldrá con Rindō a por un café y que no se preocupara por él, su hermano se molestó un poco, ya sabía del historial del rubio con su menor, desde obligarlo a ir a una fiesta y darle un beso sin su consentimiento, pero si Souya confiaba en él, no podía hacer mucho más, él también quería cambiar por Sou.

Rindō en verdad no tenia ninguna sopresa, sólo queria llevarlo a su casa a ver una película y comer dulces, es lo único que se le ocurrió ya que tampoco tiene experiencia en relaciones y menos sobre romance.

Se montaron en la motocicleta del rubio camino a Roppongi, el viaje duró aproximadamente 20 minutos, Souya fue todo el camino abrazado a él y Rindō con una sonrisa que nada podría borrar.