Ran parecía negarse al plan de su hermano una vez se lo contó de manera breve.
Aunque luego de una noche de acaloradas discusiones pareció considerarlo mejor...
(...)
Habían pasado ya cuatro meses desde que el trato se cerró entre el padre de los Haitani y ellos dos, las cosas habían cambiado por completo con el dúo Roppongi aunque la relación con el hombre seguía tensa y poco cálida.
A fin de cuentas su padre se encargó de guiarles y enseñarles toda su labor y de un momento a otro sus nombres tomaron peso en el mundo delictual, y era de esperarse, ese era el futuro que siempre les esperó.
Rindō dejó la escuela y comenzó a tomar clases privadas por su seguridad, total sólo era un año. Ran ya había terminado su escolaridad y finalmente era libre de la secundaria, pero aún le tocaba estudiar sobre manejo de empresas, economía y leyes.
Su espíritu joven seguía intacto ante todo, aún les costaba acostumbrarse a usar trajes durante las reuniones y mantenerse rectos en éstas. Rápidamente su carisma fue enamorando a los compañeros y alianzas de su padre, viendo en ellos una nueva forma de renacer y modernizar la situación.
Claramente se mudaron y dejaron esa casa en el centro de Roppongi. Ahora su nuevo hogar era un amplio penthouse rodeado de lujos y sofisticación.
Pero ellos aún gozaban del descontrol estilo anárquico, el punk y los colores neón, siguen siendo adolescentes después de todo y continuaron organizando esas fiestas alocadas en la vieja casa abandonada.
Imaki por su parte se unió al dúo Roppongi, ya estaba harta de su madre y sus maltratos y no dudó en tomar la primera salida que ambos hermanos le ofreció, un nuevo trabajo como secretaria, una nueva casa y vida.
El dinero hizo considerable la diferencia, un antes y un después, aunque sinceramente para ellos tres no era un tema, no les llama la atención la avaricia ni el despilfarre.
Aunque a veces Souya recibía en la puerta de su hogar varios regalos, también Nahoya y la madre de éstos.
La señora estaba algo confundida sobre el tema, sabía que Rindō y Ran ahora manejaban el negocio familiar, una especie de empresa, pero nunca pensó en que les iría tan bien como para enviarle ropa y vestidos de diseñador.Nahoya seguía firme con su idea y realmente odió el hecho de haberse quedado solo con su plan y Ran decidiera irse del lado de su hermano y poner en riesgo la seguridad del suyo.
Y el mayor de los Haitani no se rendía, iba a buscarlo después de clases aunque éste pasara de largo siempre terminaba accediendo de mala gana. Y al llegar le robaba varios besos en la boca que sólo hacían enojar más al pelinaranja y correr molesto a su casa.
Y Rindō... Lo invitaba seguido a su nuevo hogar. Recuerda la primera vez que lo llevó, quedó impactado por lo grande y lujoso del sitio, la penthouse era del tamaño de tres casas suyas y un poco más.
Y ni qué decir de la cama...Aunque para el rubio su lugar favorito era el jacuzzi, las múltiples sesiones de calientes besos con el peliazul lo transformaron en su preferido.
Su pequeño cuerpo húmedo frotarse encima de su entrepierna, o las veces que lo veía saltar por las embestidas falsas que le daba, dejarle el pecho lleno de chupones y que él le dejara el cuello con pintas rojo y púrpura le encantaba.
Esa noche durmieron como nunca, relajados, en calma, como dos bebés.
(...)
El sol se asomó por el gran ventanal y les obligó a empezar a reaccionar por los rayos de luz que golpeaban sus párpados. Rindō fue el primero en despertar, se incorporó y admiró por un momento el cuerpo precioso de su amante; su piel suave y blanca brillar por la cálida luz solar, su espalda pequeña y esa cintura delgada que adora tomar, sus muslos algo gorditos y jodidamente suaves y lechosos, ese trasero redondo cubierto por su bóxer negro y sus adorables piernas acurrucadas a las blancas sábanas.
Deseaba poder pasar toda su vida con él.
Revisó la hora en el despertador en su mesita de noche; 8:47 AM.
Sacudió un poco al menor y le hizo despertar lentamente.
—Bebé, despierta...— Besaba su frente repetidamente al igual que su mejilla.
—¿R-rin?.— Comenzaba a revolverse entre la ropa de cama.
—Arriba, pequeño.— Lo tomó bajo los brazos y tiró de él para que quedara acurrucado en su pecho, dejándolo de lado encima suyi.
—¿Es muy tarde?.— Apoyó su cabeza en el hombro del chico, gozando de lo calentita que estaba su piel.
—Nop, estamos bien en la hora.— Le robó un corto beso en sus labios y acarició su mejilla.— Oye Sou...—
—¿Sí?.— Le observó directo a los ojos.
Las mejillas de Rindō de coloraron, ahí nuevamente la causa de porqué se enamoró tan perdidamente de él, esos bellos orbes celestes como el cielo y brillantes como diamantes.
—Recuerdas cuando dije que no sabía cómo eran tus ojos, que no podía describirlos.— Sonrió tímido.
—S-sí, lo recuerdo.— Sus dedos acariciaban tierno su piel.
—Ya tengo la palabra.— Pasó su pulgar por sus mejillas.
—¿Y cuál es, Rin?.— Sonrió suave.
—Zarco...— Sonrió y cerró sus ojos con emoción.
—¿y qué significa eso?.— Le observó curioso.
—De ojitos preciosos, azules claro.— Murmuró avergonzado.— No es nada estrafalario su significado, pero me recuerda a ti, por lo sencillo y poco común.— unió ambas frentes.— Enano de ojos Zarco.—
—Idiota...— Sonrió de lado, aferrándose a su cuello.
un voto se agradece 🫐
sólo queda uno.
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Zarco ; [ Ringry ]
Fanfiction"-No me entiendo ni a mi mismo...-" Después de ser rechazados en una gran cantidad de secundarias, los dueños de Roppongi son finalmente aceptados en la misma secundaria que los dueños de Meguro. Un semi AU, algunas cosas permanecen y otras no. Cont...