Zarco ; [ Ringry ]

39; mejilla

—¿Y bien? ¿Qué diablos quieres?.— apoyó su cuerpo contra la pared.

—... Quizá pedirte perdón por gritarte y tratarte mal esa noche.— Apartó su mirada, con el orgullo dañado al tener que dar disculpas.

—¿Ah sí?.— Susurró.— Creí que veníamos a que ya llevaras al cabo tu famoso plan de hacer “esas” cosas conmigo.—

Ran se tensó un poco y rápidamente volvió a verle.

—¿A-ah?.—

—Sou me lo dijo todo.— Sonrió de lado.— Así que ya deja de fingir ser tan cariñoso y servicial.— Se incorporó nuevamente, caminando hacia él.

Ran exhaló entre risas.

—Bien... me descubriste.— Observó su bonito rostro frente a él.— Pero bueno... ¿Qué debería hacer ahora contigo y esa linda boquita?~.—

Nahoya jaló de su corbata, haciéndole bajar y rápidamente plantó un beso en su mejilla.

—Las cosas se piden... Pero admiro tu perseverancia en intentar conquistarme.— Le soltó y seguido pasó de su lado, caminando a la puerta y abriéndola.— Supongo que hasta aquí llega tu intento de conquista, perdiste Ran.— Salió del lugar.

Inevitablemente sonrió y se sonrojó, al menos consiguió que esos labios bonitos le besaran la mejilla.

Pero no es suficiente...

Fue tras él y no le tomó más de 10 segundos en alcanzarlo. Lo tomó bajo sus brazos y lo elevó como una princesa.

—¿¡A-ah!? ¿Q-qué haces?.— Comenzó a forcejear con el fin de poder bajarse.

—Está bien, admito que tener sexo es algo rápido ¿Pero qué tal un beso en la boca?.— Murmuró en su oído, sacándole un escalofrío.

—A-ay...— Se sonrojó.— Vete al diablo...—

—¿Y si mejor nos vamos a un motel?.— Besó varias veces su mejilla.

—¡B-basta! ¡Estamos a mitad del patio!.— Intentó apartarse un poco pero el mayor tenia una fuerza considerable.

—¿Entonces volvamos a los baños, cariño?.— Ronroneó ronco en su oído.

Nahoya pareció pensarlo mejor, su sonrisa volvió y no dudó en asintir.

—Perfecto.— Sonrió de lado, cargando con el chico aún en sus brazos volvió a los baños viejos a un lado del gimnasio, abriendo la puerta con una pierna y entrando.

Lo bajó, cerró la puerta y no dudó en caminar hacia él hasta acorrararlo en la pared, colocando ambas manos a un lado del menor.

Sus labios viajaron a su mejilla, depositando suaves besos que iban avanzando por la comisura de sus labios, el menor soltó un suspiro y su expresión se relajó.

Ran hubiera seguido encantado si no fuera porque Nahoya golpeó con fuerza su entrepierna, haciéndolo caer.

—No me jodas con tu basura, ya te dije que te fueras al diablo.— Su sonrisa tenía un notorio toque de molestia.— No me interesa que me contagies alguna mierda, te besas con medio mundo y quizás con qué clase de personas te has revolcado.— Esquivó su cuerpo que yacía en el suelo adolorido y caminó hacia la puerta.— No vuelvas a buscarme... ¡Jódete!.— La abrió, salió y cerró con fuerza.

—H-hijo de puta.— Mordió su labio intentando soportar el dolor.

voten la concha de dios 🍇