36; intento

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—Imbécil, te dije que estacionaras más lejos de aquí, Sou o mi madre podrían despertar

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—Imbécil, te dije que estacionaras más lejos de aquí, Sou o mi madre podrían despertar.— Golpeó su frente con dos dedos.

—Ow, lo siento cariño... mejor súbete y afírmate fuerte.— Sonrió de lado.

—Bien, pero no pienso abrazarte.— Habilidoso logró subirse de copiloto detrás suyo, afirmándose de los laterales del asiento.

—Como quieras...— Volteó la vista al frente y sin esperar mucho aceleró.

(...)

Nahoya observó a lo lejos una ruta abandonada, misma donde Ran entró, los árboles se veían frondosos y la carretera algo rota, sus oídos sintieron el zumbido de la música cerca, y cada vez se hacían más notorios los gritos y el ritmo de las canciones.

Llegaron, Ran estacionó a un lado de la abandonada casa, detuvo el motor y retiró la llave.

—Puedes bajarte.— Bajó primero, colocándose a un lado y ayudando al menor a descender.

—Ah, gracias...— Desvió la mirada a la ventana frente a él, los llamativos colores neon y la gente dentro habían captado su atención.

—Mantente conmigo toda la noche y no te alejes demasiado, si necesitas algo tienes que ir y pedírmelo.— Tomó su mano.— Ahora ven, luces bastante lindo hoy.— Le guiñó un ojo.

Nahoya bufó algo sonrojado, y pues claro, lucía bastante bien con esos jeans ajustados negros y la polera a tirantes de color blanco, sus zapatillas de lona color rojo y su chaqueta negra algunas tallas más grande.

Entraron a la casa y le fue imposible no quedar fascinado con el juego de luces y el embriagante ambiente, aunque algo sorprendido por la naturalidad con la cual la gente armaba cigarrillos de marihuana y los fumaban.

Ran lo llevó al segundo piso, sacó su llave y abrió la habitación propia, encontrándose con Rindō tirado en la cama y una botella de vodka en su mano que colgaba al suelo.

—Uf ¿La estás pasando bien?.— Intentó sonreír.—

—¿Necesitas usar la habitación?.— Murmuró notablemente ebrio.

—No, tranquilo, sólo vine a que Nahoya dejara su chaqueta aquí.—

—Bien... cuando salgan cierren la puerta.— Cerró sus ojos con los párpados bastante hinchados y rojos.

—Por supuesto, RinRin.— Nahoya se había quitado la chaqueta y Ran la dejó sobre uno de los muebles del lugar, saliendo y como orden del menor cerró la puerta con llave.

—¿Qué le pasó a tu hermano?.—

—Ah, discutió con un amigo suyo...— Murmuró.— Pero no te preocupes, pelean todo el tiempo.—

—Ah, entiendo...— Se plantó un silencio algo incómodo, por su lado Nahoya caminó adelantando a su mayor, viendo las habitaciones sin puerta y con gente dentro, conversando, bebiendo, consumiendo drogas o simplemente casi tirando un polvo.

Zarco ; [ Ringry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora