09: El partido del sábado

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Había gritos y silbidos de emoción. Los gatos contra las serpientes.

Kenma quería volver a su casas. ¿En qué estaba pensando cuando aceptó ir? Oh, en nada... ¡Porque nunca aceptó! Fue más una obligación por parte de Kuroo.

Ya estaba de mal humor. Odiaba cómo la gente se chocaba contra él por el movimiento en las gradas y detestaba el sudor que corría por su espalda debido al calor que hacía. ¡Quería volver a su cuarto y dormir con Potya hasta quién sabe qué hora! Podría haberse quedado jugando a los videojuegos y escuchando música pero ¡no! Todo gracias al estúpido de Kuroo.

—¡Tengo refrescos! —exclamó Akaashi llegando hacia él mientras pasaba por la gente. Lo peor de todo es que Kenma estaba en el medio de las gradas—. Aquí tienes —. Kenma ni siquiera agradeció y Akaashi, gracias a eso, notó su estado de ánimo—. Oh, vamos. ¿Qué pasó?

—Quiero volver a mi casa, con mi gata y con mi computadora. —refunfuñó con el ceño fruncido mientras comenzaba a beber.

—¡Sé positivo! —exclamó en un intento de levantar su ánimo. Kenma lo miró de reojo mientras bebía. —¡Kuroo y Bokuto jugarán! ¿No te sientes feliz? ¿Emocionado? ¿Excitado?

—No. Me siento incómodo y toqueteado.

El viernes también fue un día difícil. Kuroo intentó hablarle a Kenma, más el rubio huía de él como si su vida dependiera de ello. Por eso mismo se encontraba en el partido: Si hubiese sido por él, no estaría ahí. Probablemente en su cama. Pero, si faltaba, estaba segurísimo que no podría huir de Kuroo debido a que el pelinegro lo buscaría por todos lados: exigiéndole explicaciones. Lo conocía desde hace menos una semana, pero por todo lo que lo había observado, se había dado cuenta de varios aspectos de su personalidad.

Como, por ejemplo, nunca se rendía con nada.

—¡Buenas noches! ¡Vinieron! —Hablando del rey de roma. —Kenma... ¡Viniste!

El teñido alzó la vista y sonrió tímidamente. Kuroo tenía su uniforme puesto y se encontraba quizás un poco — demasiado — cerca de él debido a la gente. El número doce brillaba sobre él al igual que la sonrisa que tenía.

—Hola...

—Pensé que no vendrías, ¿sabes? Con todo lo que me has evitado esta semana... —El pelinegro soltó un suspiro mientras pasaba una mano por su cabello. Parecía que tenía el casco en la otra mano.

—Sí... Como sea, me iré con Bokuto.

—¿Por qué lo has hecho? —preguntó Kuroo, pasando completamente de Akaashi.

Kenma tragó duramente.

¿Qué se supone que tenía que decirle? No podía explicarse pero tampoco podía mentirle. Era malo mintiendo.

—Uh... —Kenma hubiese respondido tontamente si no hubiese sentido un líquido esparcirse por su camiseta nueva.

Todo pasó en menos de un segundo.

Una cabellera pelinaranja se hizo presente en la vista de los dos chicos. Kenma miró su ropa: una mancha oscura comenzaba a apoderarse de su camiseta bordó.

—¡L-lo siento! —exclamó la menor —¡Me empujaron! ¡N-no lo hice queriendo, realmente lo siento!

Kenma puso su mejor sonrisa y negó. —Tranquila, no te preocupes.

Ella solo asintió con un puchero en sus labios—. Iré a buscar a mi hermano así paga tu camiseta... ¿Podrías quedarte aquí? —preguntó realmente angustiada.

—No hace falta que pagues nada. No te preocupes, lo digo en serio.

La niña, no muy convencida, terminó rindiéndose. —Está bien... Entonces me iré con mi hermano, realmente lo siento —. Volvió a repetir antes de irse.

Idiota Persistente | KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora