18: Lindo

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Quizás era porque hacía calor.

Bueno, Kenma debía admitir que esa no era una excusa razonable. No había manera de que Kuroo, el capitán del equipo de fútbol americano y su nuevo amigo, se viera tan bien con una sudadera y unos pantalones holgados debido al calor. Como la parte superior no tenía mangas, podía ver sus trabajados brazos y por un segundo pensó que sería bastante conveniente para su mente ver los entrenamientos de su equipo.

Admitía que el hombre que caminaba a su lado era apuesto. Toda una belleza, alguien capaz de llevarse la mirada de todas las chicas que pasaban cerca de él. Su altura, su sonrisa, sus ojos... Cada parte de Kuroo Tetsuro era atractiva.

Y no se culpaba a sí mismo por mirarlo de más.

No era como si Kuroo le gustara. Hace meses no sentía ninguna atracción romántica y mucho menos lo sentiría por alguien que conoce desde hace tres semanas o menos. Así que no se quejaba por quedarse viéndolo de más, si bien se sentía un poquito culpable, no podía evitarlo.

—Creo que será una buena idea reunir a los chicos aquí. —dijo colocando sus manos en su cadera. Kenma parpadeó atontado y asintió, sintiendo sus mejillas arder debido al verlo tanto.

—Supongo que sí.

—¿Crees que se verá todo más lindo de noche? —preguntó, comenzando a caminar otra vez.

Kenma asintió—. Probablemente. Este jardín es hermoso a cualquier hora.

—¡Entonces ya tenemos el lugar! —exclamó, sonriente. Kenma asintió, mirando a cualquier otra cosa excepto al apuesto hombre a su lado—. Sé que nuestro plan va a funcionar.

—Esperemos que sí.

—Bokuto le explicará todo cuando lo vea y... ¡Volverán a darse besos todos los días! Yo lo sé.

Cuando Kuroo se quedó callado de repente, Kenma frunció su ceño. Como observador, podía decir que no era normal que alguien con la personalidad del pelinegro se quedara callado de un instante al otro, así que giró su rostro para verlo. Chocando con sus orbes con él.

—¿Por qué me miras así? —preguntó, avergonzado.

Kuroo soltó una risita—. Lo siento, solo que eres muy lindo.

El corazón de Kenma dio un salto.

Quizás el pelinegro era una persona sin vergüenza ante sus amigos, alguien suelto al que no le temía decirle a alguien la verdad. Kenma, por otro lado, era su polo opuesto: Tímido y callado. Entonces, esas personalidades juntas siempre ocasionarían un choque entre ellas. Nunca llegarían a un acuerdo.

De todos modos, Kenma no quería negar que la forma en la que Kuroo le dijo que era lindo, hizo que su piel se erizara y sus mejillas ardieran. ¿Estaba sonrojado? Esperaba que no se notara, moriría más de vergüenza.

—Uh, sí. ¿Gracias? Sí, eso. Gracias, supongo...

Kuroo solo volvió a reír.

Idiota Persistente | KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora