—¡Y eso fue lo que dijo! —exclamó. —¡¿Puedes creerlo?!
El segundo receso del día llegaba. Akaashi no daba señales de vida, Bokuto se la pasaba entrenando. Kuroo y Kenma eran los únicos normales del grupo que se encontraban almorzando tranquilamente, escuchando las quejas del pelinaranja.
—Claro que sí... —murmuró Kuroo alzando sus cejas mientras se llevaba un pedazo de carne a la boca, pensando que era Hinata era un poco demasiado exagerado.
—¿Y te fuiste sin pagar? —preguntó Kenma con su ceño fruncido.
Hinata asintió. —¡No me iba a quedar! Iba a ser como una humillación... —refunfuñó mientras se cruzaba de brazos—. Deberían haber visto al idiota ese...
—Ni siquiera lo conoces y ya lo odias —. Kenma soltó un suspiro, negando.
—Por lo poco que hablé con él, ya me cayó mal. —se encogió de hombros mientras tomaba su bebida y la abría—. Lo bueno es que no volveré a verlo en mi vida.
Y llevó el pico de la botella hasta su boca, bebiendo sin preocupación.
—¿A quién no volverás a ver en tu vida?
Hinata se atragantó con su propia bebida, haciendo que esta cayese (aunque tan solo un poco) por su barbilla y manchara su ropa. Debido a esto, hubo tres distintas reacciones: Kuroo ahogándose con su comida por la pequeña risa, Kenma mirando mal a Kuroo por su forma de actuar y el desconocido haciendo una mueca y negando, anonadado.
Hinata, tosiendo y sin importarle que su camiseta estaba manchada por jugo de naranja, miró al hombre. —¿¡Qué haces tú aquí?!
—Venía a pedirte disculpas. —se encogió de hombros con sus manos metidas en sus bolsillos.
Kuroo tragó y miró al chico.
—¿Este tipo es el de administración? —preguntó con una ceja alzada.
Hinata asintió, sin apartar la vista del pelinegro.
—No me digas que eres amigo de este tipo... —Tobio hizo una mueca, mirando a Kuroo.
Kenma miró confundido a los dos. —¿Se conocen?
—Claro que sí, es el capitán del peor equipo de todos. —respondieron los dos a la vez con clara disgusto. —¿¡A qué te refieres con el peor equipo!? —cuestionaron los dos rivales hablando al mismo tiempo. Kenma pensó que eran infantiles.
—¡Tu equipo es el peor de todos porque tú eres el capitán!
—¡Lo siento! —exclamó Kuroo, levantándose para acerarse a él. —¿Podrías repetirlo? ¡No te escucho desde las nacionales!
El contrario lo miró con claro resentimiento. —Dos años consecutivos en las nacionales. ¿Qué tiene tu equipo? —Kuroo no tuvo tiempo para responder. —Oh, ¡Nada! Porque siempre que entran, los eliminan.
—¡Por lo menos lo intentamos!
—¿¡Crees que nosotros no!?
Kenma miraba a los dos pelinegros con una mueca y su ceño fruncido. Parecían perros a punto de pelearse. Por otro lado, Hinata se encontraba buscando una manera de salir corriendo de ahí.
—Como sea. —Tobio resopló, alejando su mirada de Kuroo. El pelinegro rodó los ojos y volvió a tomar asiento al lado de Kenma—. Tú, naranja.
—Es Hinata. —refunfuñó.
Puso los ojos en blanco—. Muy bien, Hinata, ¿podríamos hablar en privado?
—¿Solo para pedirme disculpas? —lo miró con una ceja alzada, sin creerse la estupidez que acababa de preguntarle. El pelinegro asintió. —¿No crees que es mucho?
—Quizás. —se encogió de hombros—. Iba a hacerlo aquí pero... hay gente un poco irritante.
Kuroo rodó los ojos.
Hinata soltó un suspiro, levantándose de la mesa—. De todos modos, quedan diez minutos para que termine el receso... —dijo con cansancio mientras tomaba su mochila. —Nos vemos más tarde, chicos.
—Adiós... —Kenma se despidió en voz baja.
Kuroo solo lo hizo con un gesto.
Al teñido se quedó en silencio, sin saber qué decir. Kuroo estaba tranquilamente recostado sobre la mesa, llevándose vagamente pedazos de comida a su boca, cada movimiento siendo seguido por la atenta mirada de Kenma.
El plan de juntar (otra vez) a Akaashi y a Bokuto pasó por su cabeza.
—Entonces... ¿cuándo haremos lo de nuestro plan? —preguntó, sintiéndose asfixiado por tanto silencio. Si bien él era alguien que realmente lo disfrutaba, que fuera tan incómodo en un lugar donde el bullicio era lo que reinaba, lo hacía sentirse tonto y fuera de lugar.
—Bueno... ¿estás libre esta semana? —Kenma asintió, sin siquiera pensarlo. —Muy bien, yo el jueves y el viernes lo estoy, así que podríamos ir uno de esos días a ver el lugar y el otro para reunirlos. ¿Quieres?
Volvió a asentir.
—Muy bien... —Kuroo recuperó su postura, apoyando su mejilla sobre su mano y mirando al teñido—. Hoy es martes, me dijiste que el lunes tenías un examen de química. ¿Cómo te fue?
—No lo sé. —se encogió de hombros, mirándolo de reojo—. El profesor dijo que mañana daría los resultados.
Kuroo soltó un bostezo—. Como sea, te irá bien. Cuando te expliqué el tema realmente entendiste... Así que no hay nada de qué preocuparse.
Volvieron a quedar en silencio.
Kenma, sin saber qué hacer, miró la hora en la pantalla de su teléfono.
Diez minutos para que su clase empezara.
Soltó un suspiro y recogió sus cosas—. Álgebra me está esperando.
Hizo una mueca de asco—. Gracias al cielo que tengo matemáticas.
—¿No son lo mismo?
Lo miró confundido—. Claro que no —. Kenma se quedó unos segundos pensando en ello, pero la voz de Kuroo volvió a sacarlo de sus pensamientos—: En fin... No nos volveremos a ver hasta mañana... ¿Hablamos por mensajes?
—No tengo tu número.
Kuroo, en la distracción de Kenma, tomó el teléfono de sus manos y sacó el suyo, para luego agendar al teñido. Le devolvió el aparato y sonrió de oreja a oreja.
—Nos vemos luego, Kenma. ¡A la noche te escribo!
El silencio perduraba en los pasillos y el pelinaranja creyó que ese sería el lugar perfecto para hablar.
—Entonces... ¿qué me querías decir? —preguntó de brazos cruzados, parando en medio del pasillo.
—Lo siento.
—¿Por qué me pides disculpas? —Hinata lo miró confundido. —¿De qué te sirve?
—Pues... Tengo reputación aquí y no le caigo bien a la tercera secretaria. —respondió, encogiéndose de hombros—. No me gustaría que se esparciera un rumor diciendo que trate mal a un chico o algo por el estilo.
—¿Así que me estás pidiendo disculpas para quedar bien?
Lo pensó unos segundos—. Si lo dices así... sí. — se encogió de hombros.
Hinata se sintió indignado.
Él no era de ese tipo de personas que buscaban la redención en todos, pero se molestó por la actitud de Tobio. Quizás si hubiese sido sincero ahora no tendría ganas de decirle a todos y cada uno de los estudiantes de su misma facultad que el capitán del equipo de voley era un imbécil.
—Me voy de aquí. —negó. No pensaría quedarse ahí.
Dio media vuelta y comenzó a caminar lejos de él.
Vaya tipo estúpido.
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Idiota Persistente | Kuroken
FanfictionLuego de que un extraño levantara del suelo su teléfono antes de bajarse del transporte público, Kenma jamás pensó que su vida daría un giro 360°. Una persona tan vergonzosa como él nunca se imaginó terminar al lado de alguien tan energético como K...