CAPÍTULO CUATRO

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Hyunjin no estaba muy seguro de lo que era un oráculo. Sabía que los griegos tenían oráculos, sacerdotisas que daban predicciones proféticas, pero eso era todo lo que el conocía. Había aprendido de libros humanos que la realidad puede ser algo muy diferente.

Pero no había tiempo para pedirle más información en este momento. Los cazadores se estaban acercando a la zona y encontrarían su escondite muy pronto.

Yuna estaba ocupada metiendo su ropa de vuelta en la bolsa de lona y arreglando la bufanda alrededor de su cara de otra vez.

Mientras ella hacia eso, Hyunjin estaba planeando su siguiente movimiento. Una vez que alcanzaran el edificio el subiría las escaleras en vez de escalar el exterior. Había menos probabilidades de ser atrapado por un incubo volador y los cazadores no podrían ver las escaleras, haciéndoles más difícil teletransportarse.

—¿Estas lista? — preguntó a Yuna. Ella arrojó su bolsa de lona sobre su hombro.

—Sí, el sello se ha roto y lo voy a usar. El se enojará conmigo, pero perdona. Te gustará.

Hyunjin no tenía idea de lo que estaba hablando y no tenía tiempo para averiguarlo. Se arrodillo para que ella pudiera subir a su espalda de nuevo y esperó hasta que un equipo de cazadores se alejó antes de salir corriendo de la casa.

Intentó mantenerse en las sombras y esconderse mientras corría pero no pasó mucho tiempo antes de que el cazador finalmente lo viera. El esquivo sus ataques pero se hizo cada vez más difícil cuando coincidieron en la ubicación. En un radio de dos cuadras, podía sentir docenas atacando. A través de los comunicadores de los cazadores escucho llamadas de respaldo y cambios de posición. Al menos ellos parecían no tener idea hacia donde se dirigía.

Yuna le dio instrucciones sobre donde correr y estaba dificultándole a los cazadores teletransportarse cerca de él.

Cuando llego al edificio –de casi treinta pisos− ascendió las escaleras tan rápido como pudo. Empujo hebras extras de poder en su velocidad para ganar distancia antes de que los cazadores descubrieran exactamente dónde estaba.

En el último piso Hyunjin irrumpió a través de la salida y se dirigió al otro extremo del techo. Yuna se deslizó de su espalda y sacó la daga de su bolsillo.

—Lo que sea que vayas a hacer, hazlo rápido—le dijo. Él les había comprado tal vez dos minutos.

—Necesito tu sangre, levanta tu camisa—dijo ella con la daga en la mano.

La confianza de Hyunjin en ella se desvanecía rápidamente. Ella no espero y agarro la parte inferior de su jersey de cuello alto, lo levanto y luego clavo la daga en una de sus bolsas de sangre. Él rugió y le mostró los colmillos, pero ella parecía no inmutarse mientras sacaba la daga.

Ella puso los ojos en blanco

—Detente, no es como que nunca antes hubieras sido apuñalado ahí—

Él entrecerró sus ojos rojos mientras ella ahuecaba sus manos bajo el flujo de sangre. Cuando tuvo un puñado, avanzo unos cuantos pasos y dijo palabras en un lenguaje rudo. Hizo un puño con la mano y la sangre goteo a su alrededor cayendo al suelo. Pequeñas fisuras negras comenzaron a aparecer en el techo donde cada una de las gotas golpeaba. No estaban cortando a través del concreto, sino que parecían estar formando un portal carente de toda luz, pura negrura. Las pequeñas gotas comenzaron a extenderse lentamente.

Yuna se quitó la bufanda y limpio su mano y la daga en ella. La piel de Hyunjin ya estaba recuperándose, pero tomaría un tiempo sanar la bolsa de sangre.

Tirando la bufanda a un lado, Yuna abrió una bolsa lateral de su bolsa de lona para sacar una sabana. La abrió y la uso para cubrir el portal que se extendía.

Sire (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora