El tiempo no tenía significado para Hyunjin. Una oscura locura lo envolvió, lo cegó. Escuchó los aterrados sollozos y gritos. La esencia del miedo lo rodeó. El amargo sabor de la sangre recubrió su lengua. Carne fresca sometida por la acción de sus garras.
Él era interminable. Poderoso. Imparable. Un avatar de ira y destrucción. Todo ser viviente moriría.
Eso era todo lo que sabía Para siempre.
Eso fue hasta que una mano tocó su brazo. En un primer momento, quería destruir esa mano, desgarrándola del cuerpo al que estaba atada. Quería escuchar los dulces lamentos de agonía que vendrían. Entonces... una voz.
—Padre...
Era suave y aun así rasgó a través de los pensamientos de violencia. Hyunjin logró calmarse y se concentró en la delicada mano. Su delicado roce contra su piel logró calmarlo.
Parpadeó con fuerza, aclarando su mente y visión borrosa.
Yuna estaba en pie frente a él. Viva. Ella lo miró con sus grandes ojos marrones, había preocupación en su rostro.
—Tú—Hyunjin comenzó a hablar, pero su garganta ardía, como si plata fundida la hubiera quemado.
Las palabras se ahogaban en sus labios
—Estoy bien—dijo ella.
Hyunjin cayó sobre sus rodillas y la atrajo hacía él. Envolvió sus grandes brazos alrededor de ella, casi estrujándola. Estaba viva. Su vínculo era tan fuerte como siempre. ¿Qué ha pasado? Él quería preguntar, pero no podía hablar.
Mientras la abrazaba, notó que la sangre, la suciedad y los trozos de carne y tripas comenzaban a endurecerse; ni una sola pulgada de él estaba limpia. Las heridas cubrían su cuerpo y palpitaban. Hyunjin estaba manchando de sangre su vestido rosa. Sus entrañas se retorcieron y se sacudieron dentro de él. Empujó a Yuna hacia atrás, hundió sus palmas en el suelo húmedo, y expulsó el contenido de su estómago acompañado de coágulos de sangre, las arcadas lo hicieron expulsar sangre oscura durante varios minutos. Yuna apoyó su mano en su hombro mientras él vomitaba.
—Ya ésta bien—Ella le dijo a alguien mas
Hyunjin no podía decir de quien se trataba, sus sentidos estaban demasiado aturdidos. Necesitaba sangre fresca. Unas fuertes manos se agacharon y comenzaron a sacar los pernos de plata de su cuerpo. Trabajaban rápido y tuvieron cuidado de no causar mucho más dolor.
Se limpió la barbilla y levantó la vista. Era Felix.
No tenía alas pero aún llevaba puesta su armadura, arañada y abollada en varios lugares. ¿Qué demonios le había hecho eso? Felix ni siquiera derramó una gota de sudor durante su pelea con Chang-kyun, pero ahora lucía exhausto.
La delicada lengua de Yuna recorrió las heridas de su brazo, cerrándolas. Hyunjin miró alrededor del bosque... se veía igual que si una bomba hubiera estallado. Los árboles que los rodeaban habían sido destrozados o derribados. Había indicios de un incendio, aunque en realidad nada estaba en llamas. Pernos, estrellas arrojadizas e incluso espadas largas cubrían el área, junto con muchos cadáveres. Cazadores muertos. Era imposible decir cuántos, porque habían sido desgarrados en piezas.
—Bebiste mucha sangre de cazador. El veneno es la razón de que vomitaras. Hallarás sangre al regresar a la mansión. Te ofrecería la mía, pero ya has tomado la mayor parte de ella—dijo Felix.
¿Lo había hecho? Hyunjin frunció el ceño. No recordaba nada de eso. Hyunjin obligó a sus cuerdas vocales a funcionar.
—¿La batalla? —preguntó, aún ronco.
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Sire (Beautiful Monster)
Ciencia Ficción"Por qué el amor es la forma más fácil de controlar a alguien y necesitaba una forma de controlarte" Todavía reparando un corazón roto, Hyunjin ha pasado un año evitando a los íncubos y su ejército de cazadores. Ahora tiene un nuevo objetivo: levant...