Tres días después del escape de Hyunjin. Pennsylvania.
Felix bajó la ventanilla de su sedán alquilado y respiró el fresco aire de otoño mientras manejaba por la carretera de dos vías. El asfalto estaba excepcionalmente bien mantenido considerando que aquella carretera no parecía llevara ningún lado. Larga y ancha, atravesaba el medio de un bosque lleno de grandes árboles otoñales.
No había casas ni edificaciones. Ni siquiera había pasado otro auto en más de una hora.
Se frotó la nuca, su oscuro cabello rizado estaba demasiado corto como para que molestara con el viento. No estaba muy seguro de dónde estaba, más que en algún lugar en Pennsylvania, ni tampoco por qué había tomado esa ruta en específico. Sólo sabía que tenía que encontrarlo.
Y pronto.
Un par de meses atrás, Felix había estado cerrando el banco por su oh-tan-soñado trabajo como cajero cuando fue golpeado por un dolor intenso y quedó inconsciente. Al volver en sí en el suelo del banco, no tenía idea lo que le había sucedido.
Desde aquel día, sintió como si estuviera siendo arrastrado hacia algún lado. Ignoró la sensación. Entonces sus recuerdos —sus recuerdos reales— comenzaron a regresar. No todos, pero los suficientes como para saber que no debió haber ignorado la sensación durante tanto tiempo.
Y ahora, mientras aceleraba por la carretera, esperaba que no fuera demasiado tarde. Estaba seguro de que estaba cerca.
Cuando tomó una curva en la carretera, su corazón dio un tumbo.
Ante él se hallaba un viejo y oxidado portón y detrás de él, las ruinas de lo que pareció haber sido una gran mansión. Solo quedaban los cimientos de piedra y la pared que rodeaba el lugar había colapsado dejando solo columnas de piedra. El bosque había comenzado a reclamar el área y las nubes grises que cubrían el cielo y el sol, añadían una faz lúgubre al conjunto ante él.
Detuvo el auto y salió. Tocando el portón, sus dedos hormiguearon como si una débil corriente de electricidad hubiese fluído del metal.
Magia.
Este era el lugar correcto. Pero no estaba seguro de qué le esperaba, y aún no podía recordar cómo usar sus poderes. Necesitaba ser cuidadoso.
—¡Hey allí! —llamó una voz femenina desde la carretera.
Felix se alejó unos pasos del portón y la enfrentó. Parecía tener cerca de treinta años, con su cabello marrón echado hacia atrás en un moño; vestía vaqueros y una remera de franela con mangas largas completamente abotonada. Era menuda, a pesar de que Felix no era muy alto con su metro setenta, pero ella sin dudas medía mucho menos.
—Hola —dijo Felix, intentando sonar amigable para no asustarla. Se le hacía difícil; sus compañeros de trabajo le tomaban el pelo por ser siempre demasiado serio.
—¿Problema con el auto? —preguntó mientras se acercaba.
—Uh, sí. Estaba a punto de llamar al remolque. Ella sacudió su cabeza.
—No te molestes, no tendrás señal aquí. Déjame echarle un vistazo. Sé un par de cosas sobre autos.
—Seguro. Felix, por cierto —dijo, y extendió su mano. Ella la tomó.
—Cris.
Cuando rompió el saludo, sus ojos se fijaron en él, como si estuviera buscando algo. Felix se deslizó en el asiento del conductor y abrió el capó.
—¿Vives por aquí?
—Sí, no muy lejos. Estaba dando una caminata cuando vi tu auto. Enciéndelo, veamos qué está haciendo —dijo.

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Sire (Beautiful Monster)
Ciencia Ficción"Por qué el amor es la forma más fácil de controlar a alguien y necesitaba una forma de controlarte" Todavía reparando un corazón roto, Hyunjin ha pasado un año evitando a los íncubos y su ejército de cazadores. Ahora tiene un nuevo objetivo: levant...