Sire (Beautiful Monster)

CAPÍTULO DIECISIETE

El combate inicial había terminado en el momento en que Hyunjin y Felix entraron corriendo desde la pesada puerta de entrada de la finca. Una ola de vampiros en descomposición yacía en la tierra húmeda más allá del muro que rodeaba el predio.

En las afueras del bosque, más delante de los jardines y el claro, habían docenas de hombres y mujeres. No usaban la normal agarradera de cuero negro de los cazadores. Aún así, usaban simples ropas y vestidos holgados.

Hyunjin los observaba mientras ellos hablaban y la magia chispeaba en el borde de las puntas de sus dedos. Un peñasco salió de la tierra y un torbellino de fuego se formó alrededor de la roca. El peñasco voló a través del aire y se estrelló en la barrera.

Brujas.

Alrededor de Hyunjin, vampiros salían de todas partes de la finca, listos para pelear, pero permanecían quietos ya que el claro entre el muro y el bosque era una zona de muerte. Cualquier vampiro que tratara de cruzar el tramo expuesto encontraría con una lluvia de rayos y estacas.

Las siete brujas que estaban de su lado aparecieron y se quedaron detrás de los vampiros. Hyunjae recitó unas pocas palabras y tocó la tierra. La suciedad entre sus dedos empezó a moverse y continuó expandiéndose como una onda hacia los íncubos de las brujas. Gruesas raíces explotaron de la tierra debajo de ellos, envolviendo a algunos como tentáculos y dispersando el resto.

Desde el bosque, cientos de brillantes ojos verdes aparecieron. Cazadores.

Una oleada de íncubos voladores se elevó por encima de los árboles. En respuesta, lords vampiros se elevaron al aire. Sus alas de murciélago se desplegaron detrás de ellos.

Felix, quien estaba flotando a unas pocas pulgadas del suelo junto a Hyunjin, alzó su mano e hizo su propio y casi invisible escudo. Una bola de metal sobredimensionada se estrelló en él y se rompió. Cientos de granadas platinadas volaron desde el bosque y explotaron por encima de ellos cuando golpearon la barrera de las brujas. Finas partículas de polvo plateado cubrieron el área como neblina, forzando a los vampiros a retroceder.

—Necesitamos dispersar sus líneas frontales o van a tomarnos uno por uno con sus armas a distancia —dijo Felix.

—Estoy de acuerdo. Terminemos esto rápido. Felix se elevó en el aire.

—Lo cubriré desde el cielo.

Hyunjin vio con el ceño fruncido que ninguna de las gárgolas se había movido. De hecho, Jet estaba sentado en una esquina, tan inmóvil como los otros. Había asumido que Kkami tendría que haber saltado en la oportunidad de hacer trizas a un cazador. Las gárgolas eran extrañas...

—Estaré allí en un momento. Tengo que gritarle a unas gárgolas— dijo Hyunjin. Felix asintió y siguió en la batalla.

Hyunjin escaló el muro de afuera hasta la cima. Una ola de calor pasó sobre él mientras una ardiente roca se estrellaba contra la barrera más cercana.

—Muy bien idiotas —le dijo Hyunjin a las gárgolas—, levántense de sus traseros de piedra y vayan a destripar algunos íncubos.

Nada sucedió.

Hyunjin liberó su aura. Muerte y destrucción. Eso fue lo que le dijeron que se sentía. Todas las gárgolas giraron sus cabezas hacia él. Lenta y terroríficamente.

—Vayan. Ahora.

Una por una empezó a moverse y a elevarse. Hyunjin sonrió por su logro.

Saltó del techo. Cuando aterrizó, los vampiros alrededor de él se inclinaron. Suprimió su aura para que ellos no la pudieran sentir más, pero unos pocos destellaron sus colmillos hacia él. Los ignoró y vio como una oleada de gárgolas caían sobre los íncubos.