CAPÍTULO TREINTA

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Hyunjin se quedó en el pasillo por unos veinte minutos antes de que el sol se ocultara. Luego volvió a entrar a la habitación de observación y volvió a prender las cámaras. Por lo que Hyunjin solo podría asumir como compasión o simpatía, Jeongin no dijo nada.

Una vez que el sol se ocultó, ChaeRin relevó la guardia de Jeongin. Hyunjin volvió a la habitación para alimentar a Yuna y empacar la bolsa de lana con una espada y unos braceros. Mientras reunía sus cosas, Yuna metió un paraguas en la bolsa, pero no hizo ningún comentario sobre ello.

–– Kkami ––dijo Hyunjin al perro después de bajarse un paquete de sangre––. Más te vale cuidarla mientras estoy fuera.

––Cuidaar ––dijo Kkami y lamio su mano.

Sin importar cuantas veces había escuchado hablar a la gárgola, todavía lo perturbaba. Especialmente cuando estaba en su forma de perro.

Hyunjin besó a Yuna en la cabeza.

––Mantente a salvo.

El y Felix–––que no estaba usando su armadura o empuñando su espada porque Hyunjin no quería dar una impresión agresiva–––caminaron hacia el área de prisión. Esperando allí estaban Woojin, ChaeRin, Beomgyu, Jae-beom y otros cuatro vampiros, todos lores, que Mat- thew reconoció, pero no los conocía personalmente. A diferencia de Hyunjin y Felix, ellos tenían armas y armaduras. Hyunjin no había sido capaz de convenceros de no llevarlas.

El conjunto de cuero de Woojin se veía como la versión masculina del uniforme de Sil- va, excepto que sus armas no eran todas de plata y él no tenía estacas. Jae-beom tenía su escudo y su lanza, pero al menos estaba totalmente vestido esta vez, mientras que los otros vampiros llevaban una mezcla de cuero flexible y piezas más pesadas de metal. Ninguna tan adornada como las armaduras que llevaban los íncubos guerreros.

––Están aquí ––dijo Woojin, viendo un texto en su teléfono.

Hyunjin sacó a Jeongin de la celda y aseguro sus esposas juntas para que sus manos estuvieras amarradas frente a él.

––Me gusta como se ve en la celda. Le queda bien ––gruñó Jae-beom.

Jeongin abrió la boca para responder, pero Hyunjin apretó su antebrazo tan fuerte que gruñó del dolor.

––Hagamos esto sin hablar mierdas.

Escoltadas por un vampiro, las cinco brujas enviadas por el Brujo Jacob entraron a la habitación. Olían diferente de las otras brujas que Hyunjin había encontrado en el pasado. Estas se vestían en ropas normales en vez de esos conjuntos sueltos de lana. Otras brujas siempre olían a árboles o vida salvaje, estas olían a putrefacción y muerte. Le daba a Hyunjin un escalofrió.

––¿Listo? ––preguntó Woojin, poniéndose la capucha de su capa.

Todos se juntaron más y las brujas los rodearon. Cantaron algunas palabras y la oscuridad los envolvió.

Cuando se disipo la oscuridad estaba parados en medio de una densa jungla. Debían estar al otro lado del mundo, porque Hyunjin podía sentir el sol mucho más cerca a salir que lo que había estado de regreso en PenChannia.

Los arboles rodeando el grupo eran frondosos, verdes y tan espesos que Hyunjin no podía ver el cielo. Musgo que pegaba a todo y los sonidos salvajes de la noche de insectos y animales llenaban el aire. Todo estaba mojado y olía a limpio.

––¿Dónde carajos estamos? ––preguntó Hyunjin.

––África. Congo ––dijo Jeongin.

––Me estas jodiendo. ¿Estamos en el puto bosque húmedo? ––una sonrisa se deslizo sobre su rostro–– Nunca había estado aquí.

––Esto no es una vacación, Hyunjin ––dijo Woojin y les hizo señas a los otros vampiros para que tomaran posiciones estratégicas en los arboles.

Sire (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora